William Todd Akin, representante republicano para el segundo distrito del congreso de Missouri, ganador de la primaria para el Senado en la elección general del 6 de noviembre próximo, quedó envuelto en un escándalo a poco más de tres meses de los comicios. Sorprendieron sus declaraciones sobre el aborto, generado fuertes polémicas en los ámbitos políticos y sociales de la controvertida sociedad estadounidense.

El congresista sostuvo en la televisión local que "en el caso de una violación legítima, el cuerpo femenino tiene formas de evitar un embarazo no querido". Hizo referencia, además, a cómo "las mujeres que las sufren no suelen quedar embarazadas". El revuelo que suscitó este concepto, introducido en un tiempo político excepcional, no parece calmarse sino todo lo contrario.

El sensible electorado de Estados Unidos elegirá presidente y vicepresidente, 33 senadores y la totalidad de la Cámara de Representantes, 11 gobernadores y varios legisladores en los Estados y, con diversa intencionalidad, diferentes sectores pretenden aprovechar la oportunidad política para acarrear agua hacia cada molino. No extraña, por tanto, que muchos de esos sectores hayan reaccionaron inmediatamente contra las expresiones de Akin, presionándolo para que retire su candidatura al Senado.

Una de las expresiones irritativas del candidato fueron: "Si es una violación legítima (o reglamentaria), el cuerpo de la mujer tiene mecanismos para detener el proceso de la concepción", donde está implícito la clara insinuación al aborto. Presionado desde adentro y por los distintos sectores de oposición y gran parte de la sociedad ortodoxa estadounidense, William Todd Akin, difundió un comunicado asegurando que "se había expresado mal y que sentía empatía por las miles de mujeres que son violadas y abusadas cada año en Estados Unidos".

La inmediatez para reaccionar de Mitt Rommey y Raúl Ryam, candidatos a presidente y vice, enrolados en las filas republicanas, no tardaron en tomar distancia de las palabras y de su progresista compañero. Y, debido al impacto de sus imprudentes manifestaciones, hasta el propio presidente Barack Obama lamentó las desafortunadas palabras que como reguero de pólvora se difundieron con signos escandalosos en todo el país y repercutieron en el extranjero.