Las mujeres de América latina todavía no superan la brecha salarial, en una misma actividad y, en comparación con los varones, ellas ganan menos porque en general les cuesta más el reconocimiento de su capacidad donde actúan.
La década del 60 del siglo XX, fue un hito referente en la posguerra que afectó a familias europeas y americanas, impulsando a la mujer a emprender la dura tarea de la recomposición social e iniciar el camino hacia su definitiva independencia. Esta empresa se conjuga también con la rebeldía de la juventud de la que también formó parte en su adolescencia, asumiendo apasionado protagonismo desde los grupos hippies a los ecológicos, al igual que en centros educativos secundarios y universitarios donde jugó su propio rol integrador. El llamado Mayo Francés del "68, y los resonantes actos protagonizados por jóvenes europeos y latinoamericanos que influyeron decididamente en los sistemas políticos, sociales y económicos en el mundo occidental, fueron determinantes. La mujer decidió a cambiar su destino y construyó pasos tan firmes que ya no puede volver atrás ni desde su condición de exquisito ser de la existencia ni desde el ámbito que las integran. Sociedades que han sufrido una trascendente transformación en la medida que la mujer fue abriendo brechas en su afán por lograr la igualdad con el hombre, garantizar el sostén de sus derechos adquiridos y lograr su nuevas conquistas, todavía acusan desigualdades. Si bien no son necesarios los estudios de género ni las estadísticas para reconocer el avance de la mujer en el campo de la igualdad social y política, en Latinoamérica todavía el trabajo femenino sigue en devaluado en sus ingresos.
