La soledad es un problema de salud pública al tiempo que, quizá por ello mismo, es también un tema literario muy frecuente en los últimos tiempos en Europa. Se la ha definido como “un estado de aislamiento en el cual un individuo se encuentra solo, sin acompañamiento de una persona o animal de compañía”, y suele tener diferentes causas, aunque también puede entenderse por “privacidad o privación voluntaria de la compañía”, según Michael Harris en su obra “Solitud. Hacia una ida con sentido en un mundo frenético”. Pero en el Reino Unido han ido directo al problema y en la actualidad se esta reforzando un organismo con rango de ministerio, la “Secretaria de Estado de la Soledad”, creado hace casi cinco años. Puesto en marcha durante el gobierno de la ex primera ministro Theresa May, su objetivo fue “enfrentar el desafío para nuestra sociedad con el objetivo de hacer frente a la soledad que sufren los ancianos, los que han perdido sus seres queridos, personas que no tienen a nadie con quien hablar. La soledad es la triste realidad de la vida moderna”. 

Los datos que apabullan a los gobernantes es que son más de nueve millones de personas (13,7 % de la población del país) las que en el Reino Unido se sienten “solas, aisladas”. Se agrega que “unos 200 mil ancianos tienen como mucho una conversación al mes con un amigo o un familiar”. 

Una idea que le costó la vida

La idea surgió de la diputada laborista Jo Cox que fue asesinada por un ultraderechista en 2016, cuando argumentó en una sesión del Congreso que la soledad “es uno de los males que acecha a la sociedad contemporánea” y sucede “en tiempos de la hiperconexión que proporcionan internet y las redes sociales”. Paralelamente se publican datos que aseguran que la soledad es tan perjudicial para la salud como fumar 15 cigarrillos diarios. Es un fenómeno que no distingue edades.

En el caso del Reino Unido, la mitad de los ancianos de 75 años, unos 2 millones de personas, viven solos. Muchos ingleses comenzaron a recordar novelas y películas cuyo tema es precisamente la soledad. En nuestro país podríamos recordar al reconocido ensayista Ezequiel Martínez Estrada cuyo ostracismo, soledad y encierro “lo convierten en un ser que reflexiona su situación actual y que solo encuentra en el exilio el único modo viable para sobrevivir a un mundo que le resulta hostil e injustamente diferente”, según un trabajo del departamento Humanidades de la Universidad Nacional del Sur. 

Volviendo a Londres, se llega a la conclusión también que “seas joven o viejo, la soledad no discrimina”, ya que muchos estudiantes universitarios admiten sentirse solos. “En España, el 25 por ciento de los hogares son unipersonales al extremo que representantes de varias ONGs ya han pedido crear también en ese país un ministerio de la soledad.

 

Fuentes: Periódicos londinenses; “La soledad y el encierro como marcos de autofiguración en la escritura de Ezequiel Martínez Estrada”, departamento Humanidades, UNdel Sur; “Solitud. Hacia una vida con sentido en un mundo frenético”. Michael Harris, Paidós, 2018.