Si algo faltaba sobre el deterioro de nuestra calidad educativa, se acaba de conocer un ránking mundial de disciplina escolar donde Argentina figura última en un listado de 65 países, encabezado por Japón. El estudio fue realizado en 2009, al evaluarse las aptitudes de 470.000 alumnos de 15 años en lectura, ciencias y matemática, obteniendo el país el puesto 58.

En forma complementaria, el denominado Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA sus siglas en inglés), encuestó a los chicos acerca de la dinámica en el aula y su relación con los profesores, un informe en el que nuestro país ocupa el último puesto. Las preguntas se dirigieron a cuánto tardaba el profesor en ordenar el aula para poder empezar a dar su clase y si había interrupciones por indisciplina, si el ruido dificulta el trabajo en clase, y si creen que el mal comportamiento afecta el aprendizaje. Entre otras cuestiones el hacer puntería con bolitas de papel, esconder el borrador, usar el banco como elemento de percusión, enviar mensajes de texto en plena clase, no sacarse los auriculares del iPod, acosar a un compañero hasta el hostigamiento, distraer al que está concentrado e interrumpir la clase.

Al respecto, PISA observa que desde hace una década Argentina no encuentra estrategias para disciplinar a los alumnos, a lo que habría que agregar que a medida que pasa el tiempo el problema se agrava, ya que las nuevas tecnologías electrónicas han irrumpido en el aula, alterando conductas y porque los educandos y docentes soportan edificios en pésimas condiciones. Hay también ruptura de modelos de autoridad: los padres quieren ser amigos del hijo y el profesor compinche del alumno.