Mario Pereyra un sanjuanino que dejó huella en el mundo de la radio.

No hablaré de ideología ni mucho menos de política. Hablaré de quien construyó con su amigo y hermano del alma un verdadero imperio de la comunicación con el ser humano, epopeya para la cual hay que tener mucha capacidad, convicciones y temple para la lucha. Alguien que contribuyó a edificar una radio respetada en el país, posiblemente la más importante y seguramente la de mayor audiencia. Mario Pereira se ha ido a lugares que uno no imagina, inescrutables misterios de la vida en pulso de la muerte, ese instante en el hemisferio de la eternidad que Borges sentenciaba como la mayor humillación al ser humano; claro, si es nada menos que resignar la vida, tesoro recibido para dignificar hijos, compañera, amigos, instantes, actitudes.

Junto con Rony Vargas, muchachos casi adolescentes, se unieron una vez, desde una provincia chica pero pródiga en gente trascendente, como para inaugurar nuevamente la radio; porque aquella Colón de los entrañables jingles antesalas de programas de lujo los estaban esperando frente al café Do Brasil (donde sellaron un acuerdo sin papel alguno), en el viejo edificio que desafió al terremoto del 44, y donde trascendieron seres con agallas y amor para entenderse con casi toda la gente, mediante el misterio de ese aparatito que Guido Irrigaren pintaba con perillas y que si uno hoy se las saca se derrumba una fortaleza de ilusiones que escondían la imaginería del León de Francia de Vallejos y Donaire, la técnica magistral de don José L. Rocha y, entre cientos de talentos del buen amor, los sueños del Quito Bustelo, que una vez se enojó con nosotros porque otra radio nos hizo un homenaje de los primeros 20 años con la música. "Quito, no los hicimos a un lado porque amamos tu radio, pasó que la otra emisora propuso primero el homenaje” y el Quito se calmó bajo el orillo de ésa su sonrisa amable.

Hace unos años, Delia, nuestra hermana, viajaba en taxi por Buenos Aires y sintió que el tachero escuchaba a Los Hermanos de la Torre. Le preguntó si era un disco y el hombre le dijo que era Cadena 3 y que los cantores eran sus preferidos. Tuvo Delia que mostrarle orgullosamente su documento para que el tachero le creyera que era nuestra hermana. 

Gracias a ellos, grabamos en uno de los sellos más importantes del mundo, Parnaso Record y su editorial gráfica también contrató toda nuestra obra. Todo eso fueron y son Mario y Rony. Prestigiaron y difundieron San Juan ante el mundo, quizá mejor que nadie. Mario fue filoso, apasionado, muchas veces duro pero valiente con el interlocutor más importante, a veces defensor de ideas drásticas que muchos no compartimos; pero además fue un ser humano abundante de proyectos, talento y un extraño don de meterse la gente en un puño y que dependiera ella todos los días de su voz provinciana y sus filos, de su bandera permanentemente enarbolada al tope de las sensaciones, al modo de un alimento casi imprescindible para entretener la dura vida cotidiana. ¿Qué más para homenajearlo? 

 

Por el Dr. Raúl de la Torre
Abogado, escritor, compositor, intérprete.