Entran temblando, por cada lado, un cuidador de un cementerio nocturno y un vigilante con una linterna encendida. Alumbran a cada uno de los lados, pero no divisan nada. Sin embargo, se oye un susurro de fondo. Solo escuchan en una noche magra a dos voces que dialogan. Son las palabras de ultratumbas entre un viejo filósofo, junto a un sofista, y que se escuchan claramente de esta manera:
Filósofo: Parece ser que las corporaciones o cofradías elitistas nos están sofocando. Pero, no solo en lo económico, que si bien traen prosperidad, languidecen en otros ámbitos. Enceguecen en el ámbito cultural, estético y espiritual. Y, sino fíjate sofista en los avisos televisivos, que adulan a las grandes multinacionales de estos tiempos raros, en sus propias virtudes corporativas. Aplanan todo. Secan el cerebro. Constituyen un gran vacío.
Sofista: Coincido contigo gran filósofo. Sobre todo en la misma verdad de que ese gusto por las cosas simples y naturales, parecen no habérseles metido de lleno. Parecen que no fueran humanos, como tu o como yo. Solo viven en un mundo fácil, tecno, ficticio, liviano, mediocre y placentero.
Filósofo: Por cierto, este estado necesita un giro. No se trata de volver a nuestras épocas, porque la ciencia fue fructífera en muchas cuestiones. Pero, ¿qué pasaría luego? Comparto contigo que me es difícil imaginar que surjan políticos que no sean pro-corporativos, en este universo, del capitalismo salvaje arrollador.
Sofista: De hecho, si surgiera un liderazgo representativo mundial, sería difícil ponerle un freno a los grandes. Y, sin que ello no deje de generar un abismal colapso económico, con líos, hambrunas, y más pérdidas laborales.
Filósofo: Bueno, es que los tiempos han cambiado. Ahora se apuesta al todo o nada. Al éxito o al fracaso. Sabiduría o ignorancia. Solo se sigue la imagen envidiable del culto al dinero. Aquí los pequeños o medianos productores, solo compiten para subsistir (y no hace falta ser un experto en economía o un criticólogo para poder expresarlo). Aunque, veo una diferencia entre el capitalismo y las corporaciones.
Sofista: Si, ¿y cual es?
Filósofo: La diferencia está a mi juicio, en que las corporaciones no tienen un límite. El capitalismo es un sistema mejorable. En cambio, "’la corpo”, necesita reinventar al capitalismo para expandirse desde la ignorancia y el sometimiento. No necesitan esforzarse. Solo invierten en publicidad o programas distractores, divisionistas, cada vez más lejos de la humanidad.
Sofista: Pero, ¿a qué te refieres explícitamente? ¿Podrías ser preciso?
Filósofo: Si, fíjate que el mundo de hoy se ha deshumanizado. Y, lo ha hecho de tal forma, que las protestas casi no cuentan. La gente vive con mala calidad de vida al azar, pero las cosas siguen igual. Aunque, al menos, la gente trabajadora o las pequeñas "’Pymes”, viven una vida existencial.
Sofista: ¿A que te refieres con vida existencial?
Filósofo: Precisamente, al estar lejos de la opulencia y el confort placentero, buscan arriesgar. Luchan en los contratiempos de la angustia de no saber como les irá mañana. En ello, están más vivos que nosotros.
Sofista: ¡Ah!, eso es cierto. Al menos gastan energía creadora. Están en la calle. Fuera del escritorio. Distan de la magia irreal de un bosque mágico ilusionista. Están en la lucha fuera de la vida, aceptando desafíos. O, bajo la suerte de equivocarse. Se fortalecen en las frustraciones o en los errores. Experimentan que no todo en la vida es fácil. Que la alegría no consiste en tener éxito, dinero, fama, poder o en aparecer en un programa televisivo.
Filósofo: ¿Estás de acuerdo conmigo en ello?
Sofista: Totalmente. ¡Tendríamos que repulsar la manipulación! Estamos bajo una manipulación económica, política y espiritual denigrante de la naturaleza humana, muy superior a la de los antiguos, y lejos del ser.
Generación liviana para producir líderes epopéyicos de otros tiempos.
Callan las voces. Y, el cuidador retirándose mojado, atónito exclama:
-Repulso los finales dulces y positivos, pero: ¡Lo único placentero en los años por venir, es la esperanza de respirar un aire espiritual más limpio!
Vigilante: Esto que oímos, ¿se tendrá en cuenta alguna vez?
(*) Periodista, filósofo y escritor.
