El peronismo tiene una extraña relación con Cristina Fernández. Ella llegó a la Presidencia del país montada en ese movimiento, pero después rechazó conducirlo y dos años más tarde fundó otro espacio y decidió postularse por ese otro partido distinto al Justicialismo, el sello del movimiento fundado por Juan Domingo Perón. Es decir, usó la estructura del PJ cuando le convino, pero la abandonó cuando olfateó que la coyuntura podía jugarle una mala pasada. Lo peor de todo es que el PJ se acostumbró a ser sólo un instrumento de ella. Hoy está presidido por José Luis Gioja quien, muy lejos de intentar encarrilar a la exmandataria tras esa falta de respeto, la premia con una carta pública pidiendo a los bonaerenses que la voten. Gioja no pidió el voto por Florencio Randazzo, lo pidió por quien compitió con ese candidato, su candidato. Entonces, ¿quién defiende al partido? Para colmo ocurrió en la misma semana en la que el jefe de la bancada del PJ en Senadores, Miguel Ángel Pichetto, puso en línea a la exmandataria al aclarar que ella va a tener que abrir bloque aparte cuando asuma. La teoría de romper de Gioja no se entiende, aunque la falta de cálculo causará seguramente un efecto contrario al que él buscaba. Es decir, que Gioja mande a votar por CFK, ¿ayuda a la exmandataria?

Todo eso si solamente miramos las consecuencias de la jugada giojista puertas hacia afuera de San Juan, porque también hay impacto puertas hacia adentro. No hay que olvidar que el presidente del PJ local, Sergio Uñac, anotó el partido del lado de quienes prefieren mirar hacia adelante, agradecerle a Cristina, pero cambiar de aire. Y la gente lo apoyó con el voto. Si Gioja siguiera pensando y actuando como el Gioja de hace dos años, debería alinearse con Uñac, como le ordenó él a todos sus dirigidos cada vez que le tocó comandar el peronismo sanjuanino. Quién no se encuadraba (y como ejemplo está Ruperto Godoy, entre otros) terminaba sintiendo el rigor del jefe. Pero el exmandatario y hoy diputado nacional cambió de lugar y cambió de costumbres, se nota. Alimenta la grieta con Uñac, y lo sabe. ¿Venganza por haberse quedado afuera de las listas de este año? Probablemente. Hay "picardías" giojistas en Rawson, alguna que otra en otros departamentos y una gestión por un amigo abogado, a quien la Justicia tiene en la mira. Gioja sabe que el uñaquismo lo quiere hundir, pero se empeña en salvarlo. La grieta indica hoy que si Gioja está a favor, el resto del peronismo está en contra. Así de simple. Y no solamente en San Juan.

También es cierto que el uñaquismo deberá hacer su autocrítica por no lograr contener al exgobernador. Pareciera desde afuera que no saben qué rol darle, y si tienen o no que darle un rol. Se les escapa cada vez que puede. Creyeron que las PASO habían sido el final de esa batalla, pero les está demostrando que aún tiene ganas. ¿Cómo controlarlo? Posiblemente no haya receta aprobada, lo que convierte a esta ensalada en única. Justamente, Uñac tiene ese desafío. Lo que está pasando no ocurrió nunca antes. 

LA ARGENTINA

Puertas hacia afuera de la provincia hay al menos dos sectores bien definidos y muy opuestos. Están Gioja, Daniel Scioli o Fernando Espinoza, por ejemplo, que ven venir el tren final, se resisten a subirse y saben que la única que los puede ayudar a esquivarlo es Cristina. No es que coincidan con ella, porque en privado la han cuestionado mucho más de una vez. Ella los necesita porque con el kirchnerismo nunca le alcanzó, y tampoco ahora. Y ellos no tienen a nadie más. Gioja lo dijo ayer en varias entrevistas: "Hay que dejar las puertas abiertas" del partido para todos los dirigentes que quieran formar parte de sus filas. "Somos mayoría y estamos divididos, así que no podemos disfrutar de esa mayoría porque indudablemente tenemos problemas de unidad". En resumidas cuentas, sabe que no puede solo. Y no es que quiera ganar, es que quiere darle batalla a los que sí pueden ganar. Quiere romper. No quiere la victoria. Ya no puede sostener una victoria. Sabe que con CFK tiene al menos la posibilidad de un pequeño lugar y con los gobernadores esa chance no existe. Y ese es el otro sector bien identificado. Los gobernadores son quienes ostentan el poder del voto, es decir, el "poder real", como ya dijo Uñac en varias entrevistas. Gioja, Espinoza, Cristina, Scioli, son sinónimo de derrota, no hay más lecturas que hacer.

¿Gioja le suma Cristina? No, definitivamente. ¿Le suma a Uñac? Menos. Él lo sabe y se empeña en restar. Se empeña en hacer lo contrario a lo que hacen Uñac o Pichetto, por ejemplo. 

Los resultados electorales han demostrado que el país y la provincia quieren otra forma, y ni Gioja, Cristina o Mauricio Macri van a poder frenar el paso del tiempo, el reacomodamiento natural. También es cierto que hay que encontrarles un lugar a esos líderes del peronismo. Es torpe pensar que se van a ir a sus casas sin resistirse. Cristina no sabe cocinar y Gioja no sabe cortar el pasto. Hay una lucha que se reinventa.