A partir de la utilización masiva de máquinas para facilitar y agilizar las manufacturas seriadas, impulsadas por la Revolución Industrial a fines del siglo XIX, el hombre se planteó el interrogante de hasta dónde llegaría la evolución de la tecnología hasta suplantarlo definitivamente. Estos temores se acrecentaron después con la electrónica, la robótica y la investigación aplicada.

Sin embargo la experiencia señala todo lo contrario, porque la tecnología ha resultado una fuente generadora de empleo, según los últimos estudios del campo laboral en el mundo y la tendencia irá en aumento. Un estudio realizado en Inglaterra y Gales, con datos desde 1871 al presente y publicado en The Guardian, ha comprobado que la tecnología ha creado más empleos de los que ha destruido. Es más, las sustituciones han sido a favor del hombre en tareas que requieren fuerza física y poder, caso de los equipos pesados de la construcción o la minería.

En cambio ahora el intelecto domina la tecnología, incrementado oportunidades para las personas como una evolución de la mano de obra. Es que el componente humano es parte de un desarrollo científico que no puede ser sustituido por las máquinas ya que la creatividad y la investigación están asociados a las personas. El marketing, por ejemplo, ha sido uno de los primeros sectores que ha abordado su transformación digital, incorporado y desarrollando muchas de las profesiones que se van a generalizar en los próximos años en otras actividades, como en el comercio en su transformación digital.

En esta etapa de la creatividad se imponen los polos tecnológicos porque las investigaciones científicas aplicadas en el desenvolvimiento social se cotizan mucho más que la riqueza natural de cualquier país. El crecimiento de una nación se mide con parámetros tecnológicos, las patentes internacionales y, consecuentemente la generación de puestos de trabajo con alto valor agregado.

Las universidades, junto con los organismos de ciencia y técnica del Estado, juegan un papel fundamental al que se asocian las empresas que necesitan ser competitivas y creativas con modelos sustentables, a los que se agrega ahora el desafío de cuidar el medio ambiente. Un ejemplo lo da en la Argentina una multinacional de neumáticos con una moderna planta que incluye a la Universidad Corporativa de la empresa.