Durante el mes pasado, y por segundo año consecutivo, la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas (UNAOC) y el Instituto de Educación First, realizaron en Nueva York una escuela de verano con asistencia de 75 jóvenes estudiantes y activistas de 70 países. El objetivo del encuentro fue fomentar el diálogo intercultural y la creación de un punto de encuentro y entendimiento juvenil de diferentes nacionalidades y religiones, dentro de un proceso de formación de los nuevos líderes que en poco tiempo regirán los destinos del planeta.

El grupo surgió de 15.000 candidatos, preseleccionados de entre 100.000 solicitudes que llegaron al Instituto First, con el único requisito de tener entre 18 y 35 años y estar vinculado a una organización o red como puede ser un consejo juvenil, organización comunitaria, de carácter religioso, facultad, universidad o ser un bloguero. Los seleccionados tuvieron la posibilidad de aprender sobre negociación, emprendimiento o a elaborar una narrativa convincente. También se les dio la oportunidad de hablar con altos representantes de la ONU sobre diversos temas de interés para los países que representaron.

Un aspecto importante fue la preparación de líderes en negociaciones internacionales a fin de que las futuras relaciones entre las naciones se desarrollen dentro de un marco apropiado, con objetivos comunes de crecimiento y desarrollo.

Esta escuela de verano adquiere importancia al conocerse, por ejemplo, que los negociadores que mediaron en el conflicto entre India y Pakistán por el Kashmir habían sido compañeros de habitación en una experiencia similar anterior.

El interés de la ONU por la formación de estos jóvenes radica en que actualmente el 50% de la población mundial tiene menos de 25 años, lo que hace que nuestro planeta sea más joven que nunca, especialmente en países en desarrollo.

Por ello, quizás la importancia de esta escuela que reunió a jóvenes de todo el mundo para compartir experiencias y crear una enorme red de contactos, que les servirá en un futuro cuando deban tomar las grandes decisiones inherentes al destino de la humanidad. Promover estos encuentros es preparar a las nuevas generaciones para asumir la difícil tarea del liderazgo social.