El ministro de Exteriores de Finlandia, Pekka Haavisto, expresó su confianza en que su país culminará en 2023 el proceso de adhesión a la OTAN junto a Suecia, a pesar de las reticencias de Turquía para aceptar su ingreso.

"Los procesos de adhesión a la OTAN de Finlandia y Suecia han avanzado mucho más rápido de lo que esperábamos. Emprendimos juntos este verano el camino de ingreso y estamos decididos a terminarlo juntos lo antes posible", afirmó Haavisto en un correo electrónico.

El canciller finlandés recordó que hasta la fecha han ratificado las solicitudes de entrada de ambas naciones nórdicas todos los países miembros de la OTAN excepto dos, Hungría y Turquía, cuyo visto bueno es indispensable para certificar su ingreso.

"Aunque es difícil calcular la duración exacta de los procesos nacionales de ratificación en los parlamentos de los países restantes, Hungría y Turquía, no veo ningún obstáculo para que esta se produzca a principios de la primavera en Hungría y poco después en Turquía", dijo el ministro.

Las autoridades húngaras no han expresado ninguna reserva al ingreso de Finlandia y Suecia en la OTAN y han anunciado que el debate de ratificación en el Parlamento comenzará a finales de febrero.

En cambio, Turquía ha afirmado que no dará luz verde a su adhesión hasta que Helsinki y Estocolmo cumplan una serie de condiciones impuestas por Ankara durante la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid en junio pasado.

Entre otras cuestiones, el Gobierno turco exige a los dos países nórdicos que extraditen a activistas kurdos sospechosos de terrorismo y que suspendan las restricciones a la exportación de armamento a Turquía.

Finlandia y Suecia, los dos únicos nórdicos que no pertenecen a la OTAN, decidieron poner fin a su tradicional política de no alineamiento a raíz de la invasión rusa de Ucrania y en mayo pasado presentaron su solicitud de ingreso en la Alianza Atlántica.

PRESUPUESTO MILITAR RÉCORD EN JAPÓN

Por su parte Japón anunció el viernes un presupuesto récord de 114,4 billones de yenes (863.000 millones de dólares) para el próximo año fiscal a partir de abril, impulsado por el aumento del gasto militar y los mayores costos de la seguridad social para atender a una población que envejece rápidamente, lo que acumulará más deuda. El presupuesto -aprobado el viernes por el gabinete del primer ministro Fumio Kishida- considera un gasto militar y social sin precedentes para hacer frente a los retos de seguridad regional que plantean una China cada vez más asertiva y una impredecible Corea del Norte.

El controvertido plan de Kishida de duplicar el gasto en defensa de Japón, al 2% del Producto Interno Bruto, en 2027 ha contribuido a un alza récord del gasto de 6,8 billones de yenes, que se suman a la deuda pública del país, que ya supera en 2,5 veces el tamaño de su economía.

Para financiar el gasto en instalaciones militares, buques de guerra y otras naves, el Gobierno decidió emitir en el año fiscal 2023 algo más de 434.000 millones de yenes en bonos de construcción, que suelen utilizarse para financiar el gasto en infraestructuras, pero no en equipamiento militar.

"Creo que esos barcos pueden considerarse activos dignos para pedir al pueblo que comparta los costos", declaró a la prensa el ministro de Finanzas, Shunichi Suzuki, cuando se le preguntó por la decisión, pero añadió que la medida no debía verse como un abandono de las restricciones fiscales.

 

Por Agencia EFE, Reuters
y redacción de DIARIO DE CUYO