Es lamentable que la imponente figura del riojano Joaquín V. González, haya sido prácticamente omitida u olvidada de las páginas de la historia grande, como así también de los textos escolares. Conversando privadamente con uno de los notables que asistió al reciente congreso organizado en recordación de Domingo F. Sarmiento, me expresaba que junto al sanjuanino, constituyeron las más preclaras figuras intelectuales y políticas cuyas ideas traspasaron las fronteras nacionales. Ellos formaron parte de ese linaje de hombres reflexivos y exigentes no sólo con ellos mismos, sino también con el país. Refiriéndonos concretamente a Joaquín V. González, nació en la tierra de Facundo Quiroga, el 6 de marzo 1863, cuando aún el país soportaba las tremendas guerras civiles. Al igual que Sarmiento, se enroló en la masonería y fue un lector precoz, ávido de conocimientos formando, siendo niño, una pequeña biblioteca. Su lectura incluía desde los clásicos españoles, hasta autores franceses e ingleses, filosofía griega, sin excluir a los autores nacionales. Paralelamente era uno de esos jóvenes que diariamente se nutría de los relatos orales, narrados campechanamente por algún gaucho riojano. Su entorno fue la materia prima para escribir una de sus obras mas sobresalientes, que no tiene desperdicio alguno: "Mis Montañas", un libro que tendría que incorporarse al panteón de los clásicos.

Concluyendo sus estudios básicos en su tierra natal, pasó al ciclo secundario en el afamado Colegio Monserrat de Córdoba. Fue en esa provincia donde se inició en el periodismo y también conoció y tuvo a grandes maestros, que lo marcaron en su futuro político. Rápidamente obtendría el doctorado en jurisprudencia, a la par que empieza actuar destacadamente en el mundo político (1880), dominado por las ideas liberales.

Su brillante inteligencia y su basta ilustración pronto lo convierten en una de las figuras más importantes de aquellos años, llegando a ser diputado nacional, senador y luego gobernador de su provincia. Una de sus grandes creaciones fue la Universidad Nacional de la Plata, durante la presidencia de Quintana, de la cual fue su rector En el campo de sus creaciones literarias, produjo un verdadero corpus de obras, muchas de la cuales continúan teniendo vigencia. Un hecho destacable es que cuando ocupó la función pública, encargó al doctor Juan Bialet Massé, médico de origen catalán, un arduo trabajo, que dio origen al famoso "Informe Bialet Massé", que trata sobre las crudas condiciones de los obreros en el interior del país, obra que luego utilizó González para aplicar sus proyectos y que continua siendo una fuente histórica importantísima.

Joaquín González falleció en diciembre de 1923, su muerte produjo mucha tristeza y desconsuelo. Variados historiadores se han preguntado por qué fue olvidado un hombre de semejante genialidad y talento. Una respuesta nos brinda su biógrafo Ricardo Rojo, quien opina que el hecho de que Joaquín haya sido adicto al juego o la "timba" y sobre todo su inclinación a los deleites terrenales -fue un mujeriego innato-, fue mal visto por una corriente historiográfica pacata y embustera, cuestión que resulta imperdonable.