Rosh Hashaná, Día de Año Nuevo judío, y Iom Kipur, Día del Perdón, forman parte de un solo conjunto de significados, y están unidos en el tiempo por un total de diez días: el primero de ellos es Rosh Hashaná y el décimo Iom Kipur. Son diez días de penitencia para perdonar los agravios recibidos y obtener perdón y reparar los que ha cometido uno mismo. Por eso se les llama fiestas austeras, Yamim Noraím.
Estas festividades, además de marcar el comienzo de un año más, están destinadas a ponernos a cada uno de nosotros frente a un doble tribunal: el de D-s (Dios) y el de nuestra propia conciencia. Por eso en la celebración de estas fiestas tienen importancia las ceremonias religiosas y los actos de austeridad, como es el ayuno.
Básicamente podríamos definir cuatro sentidos para las fiestas austeras:
1) En cuanto a Rosh Hashaná (Rosh=cabeza + Shaná=año), uno de sus significados es similar al de todos los pueblos del mundo, ya que indica la marca del tiempo, del cumplimiento de un año más. Esto lo hace festivo, porque se manifiesta en reuniones familiares y de amigos, en deseos y esperanzas de tener un año nuevo mejor que el anterior. En el atardecer del viernes 18 de septiembre comenzó para nosotros el año 5770, que se obtiene sumando 3761 años al año actual, 2009. El primer número corresponde a los años que en la Biblia se calcula como transcurridos desde la creación del mundo hasta el nacimiento de Jesús.
2) Hay también un sentido eminentemente religioso, que implica el juicio ante D-s, a quien se le pide Jatimá Tová, o sea un veredicto favorable para ser inscriptos en un año bueno en el Libro de la Vida.
Ese es también el sentido del saludo "Leshaná tová ticatevú", que seas inscripto para un año bueno.
3) Otro significado se refiere a nuestra conciencia. Es el ético, que abarca la autoevaluación de los actos personales de cada uno, incluyendo el ayuno absoluto de Iom Kipur, considerado actualmente una prueba de nuestra fuerza de voluntad para dominar los apetitos materiales y el recuerdo de lo que sienten aquellos que tienen hambre y sed. A la idea de tiempo, entonces, se unen conceptos de juicio y responsabilidad, lo cual confiere a estas festividades su carácter grave y solemne.
4) Del último sentido poco se habla, quizás porque se da por sobreentendido, y consiste en que todos los judíos, religiosos o no, ayunemos o no, sentimos un profundo respeto por estas celebraciones. Eso se debe a que, además del significado religioso, hay un fuerte sentimiento de pertenencia al pueblo judío, en parte por la educación que recibimos y en parte porque las persecuciones sufridas durante miles de años nos han advertido que el judaísmo es más que una religión, es un destino al que no queremos ni podemos renunciar. En Iom Kipur la parte religiosa comienza con el canto del Kol Nidréi, que recuerda a los judíos españoles que durante la Inquisición fueron obligados públicamente a renegar de su religión, a pesar de lo cual la seguían manteniendo en secreto. Hoy se interpreta, con el mismo sentido, que el Kol Nidréi es la anulación de todos los compromisos de conciencia que hayamos contraído y que nos afecten, siempre que se hubiesen producido en momentos irreflexivos o por descuido.
Las ceremonias religiosas terminan haciendo sonar el shofar, un cuerno de carnero, con el que antes se llamaba a la población para reunirse y que ahora simboliza un llamado a la conciencia de cada uno de nosotros.
En la cena familiar festiva que hacemos una vez terminado Iom Kipur disfrutamos de ese momento tan grato posterior a los diez días austeros, agradecemos todas las cosas buenas que nos da la vida y expresamos nuestros anhelos de tener días felices, tanto nosotros como las comunidades en que vivimos.
