La creación del sistema de información y comunicación social a través de la informática y otros sostenes cibernéticos, transformaron al mundo globalizado en las últimas décadas, pero también trajeron problemas que llegaron a roces internacionales debido al espionaje tanto a usuarios como entre naciones y el sabotaje para alterar contenidos.
Esta vulnerabilidad de un sistema en permanente evolución para perfeccionarlo, ha llevado a la defensiva a los principales proveedores, como la organización Google, que "encriptará", o bloqueará las búsquedas en la web para evitar el espionaje y evitar escándalos como el originado por las revelaciones del extécnico de la inteligencia estadounidense, Edward Snowden.
El fortalecimiento de las redes viene siendo solicitado tanto por diferentes gobiernos como empresas y usuarios, que se vieron afectados por la vigilancia de la Agencia Nacional de Seguridad que espió hasta a los propios ciudadanos norteamericanos junto con otras organizaciones secretas. Estas maniobras clandestinas recopilaron y analizaron masivamente datos reservados e ingresaron e intervinieron correos electrónicos o líneas telefónicas de líderes mundiales, como la canciller alemana, Angela Merkel y la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff que pusieron en jaque a las relaciones con los Estados Unidos.
También la necesidad de blindar internet responde a otra penetración igual o más dañina que la revelada por Snowden. Es la que realiza China, que alteran política e ideológicamente las informaciones para tergiversarlas ante el resto del mundo, por ejemplo la masacre de Tiananmen, la situación política del Tibet, o descalificar a figuras como el Dalai Lama.
Por eso el inventor de la World Wide Web (www), el británico Tim Berners-Lee, ha instado a la creación de una especie de "Constitución global” que regule su uso y proteja a los usuarios de espionajes masivos como los señalados últimamente. Al cumplirse el 25 aniversario de la presentación de la propuesta de lo que se convertiría en la clásica "www", el investigador cree que la solución de todos los problemas surgirá de una "Carta Magna” consensuada por los interesados en protegerla de manera que el servicio sea abierto y neutral gracias a leyes que protejan principios como la privacidad, libertad de expresión y un uso responsable del anonimato.
