El viernes 11 de octubre de 2002 dejó este mundo quien fuera un gran pastor de todos los sanjuaninos, monseñor Ítalo Severino Di Stéfano. Debemos consolidar los valores que nos dejó recordando y poniendo en práctica sus enseñanzas sustentadas en su gran labor pastoral desde su llegada a la provincia, en marzo de 1981. Son casi 20 años de entrega y ejemplo en todo sentido, que no podemos perder.
Se ordenó sacerdote a los 23 años, y a los 41 años fue designado Obispo de la Diócesis de Presidente Roque Sáenz Peña, en Chaco. Participó representando a la Argentina en el Concilio Vaticano Segundo y en 1981, a los 58 años de edad, fue designado Arzobispo de San Juan de Cuyo. Desde 1987 a 1991 presidio el Departamento de la Pastoral Social del CELAN América Latina y presidió la Comisión Pastoral Social del Episcopado Argentino, entre otros cargos y responsabilidades asumidas.
Durante los 19 años como arzobispo en nuestra provincia, recorrió cada uno de los departamentos, pueblos y barrios de San Juan, sin dejar ningún lugar sin su presencia. Estuvo en contacto con todos los sectores de la comunidad, comprendiendo sus vivencias, especialmente el sufrimiento y la pobreza. Para dar testimonio de su estilo de vida, al dejar la provincia sólo se llevó una valija con su ropa, sus libros y escritos, entre otros pocos recuerdos.
Pasó sus dos últimos años en su provincia natal, Santa Fe, sobrellevando sus días con mucha estrechez económica en una humilde casa alquilada en la calle San Gerónimo y asistido por la caridad y amor de su querida familia y algunos sanjuaninos que nunca lo abandonaron.
A manera de homenaje deseo compartir algunos escritos de sus homilías y reflexiones dominicales que publicaba, vinculadas a su gran pasión, es decir lo pastoral y social. Una de las frases marcadas a fuego y que resumen su lucha dirigida a la clase dirigencial expresaba: "no condeno a los políticos ni a los funcionarios, sino que los invito y le pido que busquen los caminos para eliminar la pobreza que nos duele y la corrupción que nos avergüenza".
Otra frase que no pierde su vigencia señala que "siempre he pensado que en la vida hay que protagonizar cuanto más se pueda, pero en beneficio de todos los sectores. Se puede ser protagónico pero sin cerrar el paso de los demás. …un rol protagónico único sería fatal y perjudicial para los demás y para la sociedad".
En un escrito sobre conceptos de pobreza, nos dejó una gran enseñanza que tendría que ser acatada por todo el que tiene algún grado de poder. Dijo que "pobreza económica es la que se produce por la insuficiencia de los salarios, la desocupación, la ocupación informal etc. Pobreza funcional es la provocada por la ineficiencia del Estado, por la falta de servicios, falta de vivienda, mala educación, deficientes servicios de salud etc.. Pobreza Moral es la que se origina y fomenta los desordenes de la vida inducidos por los medios, en los vicios no controlados y a veces fomentados por el Estado, como el juego. Pobreza atávica, es lo que se llama cultura de la pobreza, mucha gente sin aspiraciones, sin luchas por la vida, gente que tiene el sentimiento y la convicción que nunca saldrá de ella.
Pobreza inducida, fomentada o mantenida, es la que en el fondo les conviene a los políticos sin escrúpulos, porque les sirve para mantener los grandes bolsones de pobreza. Porque luego con las ayudas y dádivas, sobre todo en ocasiones de las elecciones, mantiene con ello un fuerte caudal de votos que de otra manera sería muy difícil conseguir".
Otros pensamientos escritos hace más de 25 años están relacionadas con el aborto y expresan: "cuando todo el mundo se preparaba para una tercera guerra mundial en la década del "70 y "80, con el miedo de una bomba atómica etc., en cuyo caso el número de víctimas se contarían por miles, surge (en sentido genérico hombre y mujer), la guerra del hombre contra un ser humano completamente indefenso de todo tipo de posibilidades y que matará a millones de seres humanos, el aborto, el crimen más atroz nunca imaginado por la humanidad".
Hoy vemos con terror que esta predicción se está por cumplir legalizando el asesinato de un ser humano agravado por el único y verdadero vínculo de quien lo comete o lo permite.
