Luego de sostener una férrea defensa del tarifazo e impuestazo sobre el consumo de gas, el Gobierno nacional dio marcha atrás. Los aumentos de energía eléctrica, ya implementados, permitieron al erario disminuir en 1300 millones de pesos los subsidios al sector energético, en el primer semestre de este año, pero ese ahorro se dilapidó al subsidiar las pérdidas de Aerolíneas Argentinas con un aporte de 1200 millones de pesos en el mismo período.

La política energética de Néstor Kirchner y de su esposa ha sido dificultosa. El resultado de seis años de subsidios y políticas tarifarias irracionales muestra a las claras que el país que se autoabastecía, hoy tiene déficit energético. Y que ha acumulado un desfase de tarifas de tan grande magnitud, que resulta casi imposible corregirlo. El matrimonio Kirchner ha recurrido a cuestionadas medidas. Desde casi secar, en el invierno de 2007, las represas del sistema del Comahue para generar energía a cualquier precio, importar fuel oil de baja calidad y carísimo desde Venezuela, comprar energía costosísima de Uruguay y Brasil, hasta utilizar el dinero de los jubilados para importar gasoil, construir gasoductos que terminaron en escándalos donde lo que aparentemente era dinero para la corrupción era más que el valor de la obra.

En 2008 el Gobierno quiso comenzar a corregir parte de los desequilibrios causados por su política populista de congelamientos tarifarios con otra medida torpe y mal explicada: un fuerte aumento a las tarifas eléctricas y un impuesto a los consumos de gas. Esas medidas apuntaban a alcanzar sólo a los que son supuestamente más ricos, porque consumen más. Pero, consumir más servicios públicos no quiere decir que se tenga más fortuna. Y fijar las tarifas según la capacidad de pago es cobrar según la cara del cliente, lo cual es otra insensatez.

Se han suspendido esos aumentos, pero en parte y por tan solo un bimestre, con costo fiscal. Además, el Gobierno que cada vez tiene menos superávit, negocia la televisación del fútbol con un costo de 600 millones de pesos, y mantiene su política de subsidios. Es el mismo gobierno que no devuelve el reintegro a los exportadores, que tiene serios inconvenientes para abonar a los contratistas de obras públicas y registra grandes atrasos en el pago de subsidios a otros sectores.

Como se ve, el país tiene no sólo en el área energética un problema cuyo origen son las pésimas políticas vigentes. Continuar con ellas y sus parches sólo posterga la solución del problema.