Es tremendo pensar en ello desde nuestra naturaleza; es doloroso expresarlo desde la cruda verdad que nos muestra lo que somos y lo que podemos llegar a ser cuando no cuidamos ni protegemos la savia de la existencia.

Más allá de la complejidad de "ser" o "no ser" en la exposición del gran literato inglés, el interrogante sabe estremecer el alma de los seres ante la evidencia ominosa, siempre lamentable, porque no comprende los fines del hombre cuando rehuye a la vida, nutriéndose de elementos perniciosos para que la muerte, la rigurosa muerte, le aceche a la vuelta de la esquina.

De todos los males que el hombre escoge, el humo contaminante del cigarrillo tiene vuelo propio hiriendo la privacidad en un todo sin fronteras. Estadísticas recientes, verdaderamente reveladoras, asombran al más escéptico transeúnte de esta noble porción sur del continente americano, donde el tabaquismo hace estragos. En nuestro país el 45% de los fumadores son hombres y el 35% mujeres. Informes alarmantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los más de 5 millones de muertes por año en el mundo a causa del tabaco.

Y al fumador pasivo, ¿dónde se lo sitúa en este atentado? Este oficio involuntario de fumar pasivamente deriva, por ejemplo, en una mayor incidencia de la muerte súbita en lactantes, tumores o bebés que pueden registrar bajo peso al nacer, o producirse abortos espontáneos y otras consecuencias peligrosas para la vida.

En nuestra "amada Argentina" mueren por día más de 130 personas por el tabaquismo. Hoy se comprueba que es peor de lo que se creía. Las sustancias tóxicas del humo del cigarrillo -4.500 a 6.000 sustancias nocivas en un cigarrillo- alcanzan a través de la sangre cada parte del cuerpo. Richard Carmona, director sanitario general de los EEUU en 2005, dijo que "no hay cigarrillos seguros, aún cuando se llamen light, ultralight o tengan nombre similar". Su informe sostiene que "el porcentaje de estadounidenses que fuma cayó del 42% en 1965 a alrededor del 22% en 2002 y se mantiene actualmente en esos índices".

Esta reducción de consumo del tabaco en sus distintas formas obligó a las empresas tabacaleras a publicitar más en los países menos desarrollados, más permisibles, más permeables y menos dueños de sí mismos. La Argentina es uno de esos países que aumentó el consumo. Siempre se ha sabido que hay enfermedades comprobadas que están relacionadas con el tabaco, como lo son el cáncer de boca y garganta, de laringe y de pulmón. También se culpa al hábito de fumar como el causante probable de problemas reproductivos, cardíacos crónicos y cardiovasculares, lo que, por supuesto, no es poco.

Esta perniciosa costumbre vincula al fumador con otros tipos de enfermedades provocadas por el tabaco, tales como la leucemia mieloide aguda, cáncer estomacal y uterino, pancreático, cáncer cervical y renal. También con periodontitis y cataratas, aneurisma de aorta abdominal y neumonía. Algunos centros de investigación manifiestan que el tabaquismo puede estar detrás de las disfunciones en la erección, y del cáncer prostático, colorrectal y hepático.

Este mudo pero activo exterminador de personas sólo puede evitarse dejando de fumar por completo y para siempre. La única forma de evitar las amenazas a la salud contenidas en el cigarrillo es dejar de fumar completamente, y no volver a empezar.