Un día al año, hasta los blindados de Kabul ceden el paso a un vehículo distinto y rompedor: los monopatines de cientos de muchachos que, ataviados con ropa tradicional afgana, pasan con velocidad y risas ante transeúntes boquiabiertos.
Las calles de Kabul, ciudad tomada en general por las fuerzas de seguridad, fueron recientemente escenario de la tercera edición del "Día del Monopatín”, un proyecto de la ONG australiana "Skateistán” que contó con la participación de unos 250 menores.
Entre fuertes medidas de seguridad y vestidos con coloridos trajes tradicionales afganos como el "shalwar kameez”, los "skaters” recorrieron el martes sobre cuatro ruedas y durante algo más de dos horas en torno a 1,6 kilómetros del casco antiguo de Kabul. Muchos niños se unían corriendo y gritando a los patinadores durante su tránsito por la ciudad, mientras que otros mirones, más entrados en años y desconocedores de la disciplina, no perdían ocasión de comentar y reirse de sus ocasionales caídas.
El escenario final fue el parque en el que se halla la escuela de la ONG que está situado junto al estadio deportivo de Ghazi, el lugar en el que los talibanes solían llevar a cabo ejecuciones públicas cuando estaban en el poder, entre 1996 y 2001. Allí, y ante la mirada sorprendida del público kabulí, poco acostumbrado a esas cabriolas, se desarrolló una competición por
categorías en la que chicos, chicas y discapacitados pudieron demostrar las destrezas adquiridas en los últimos años.
La afición por la patineta en Kabul comenzó hace cuatro años, con la llegada del director de la escuela "Skateistan”, Oliver
Percovich, empeñado con sus tablas en difundir este deporte como forma de promover la paz y el entendimiento intercultural.
En Afganistán hay desplegados en la actualidad unos 150.000 soldados extranjeros, en lucha contra los insurgentes talibanes
desde el año 2001, pero el país, para desesperación de la población civil, lleva en guerra más de tres décadas.
El "Día Mundial del Monopatín”, por ejemplo, ha ido ganando afluencia desde su primera puesta en escena en Kabul, en 2009 a la fecha.
