Un trabajo que analiza anualmente las regulaciones que existen en el mundo para las pequeñas y medianas empresas (pymes), ha publicado esta semana en Washington el Banco Mundial y la Corporación Financiera Internacional. El informe está destinado a orientar a los capitales de inversión sobre las facilidades que otorgan diferentes naciones para hacer negocios y los escollos legales, burocráticos y las cargas tributarias que pueden encontrar a la hora de establecerse en alguno de los 189 países analizados.
En este panorama de expectativas de negocios, la Argentina ocupa el puesto 126 en cuanto a las facilidades que los interesados pueden encontrar, lejos respecto de sus vecinos. Chile es el mejor posicionado con el número 34 en la tabla encabezada por el mundo desarrollado y las principales economías emergentes, donde se destacan Hong Kong, China, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Dinamarca.
Desglosando los impedimentos en torno a la radicación empresaria, el peso de las cargas impositivas es uno de los aspectos negativos sobresalientes. El Banco Mundial estima que la tasa de impuestos en nuestro país, para una empresa mediana, equivale al 108% de la ganancia bruta, una cifra que más que duplica la carga tributaria en los países desarrollados de algo más del 40 por ciento. Argentina también pierde atractivos en la comparación con los países de la región ya que supera a la carga tributaria de Uruguay, Paraguay y Perú, países donde el peso de los impuestos oscila en torno del 35 al 40 por ciento.
Claro que si bien la cuestión impositiva (puesto 153 del ranking) es uno de los factores determinantes para adoptar una decisión empresaria, porque está relacionada con la rentabilidad, si se desglosan los diferentes impedimentos para hacer negocios, la peor calificación argentina corresponde a los requerimientos para lograr permisos de construcción, que la ubica en el puesto 181. Otra mala calificación es la de los registros de la propiedad (puesto 138), porque según el estudio internacional aquí se requieren 7 procedimientos que insumen 53 días de gestiones. Asimismo se objeta la situación de nuestro comercio internacional, con una mala ponderación en el puesto 129, y ejemplos concretos: se estima en 1650 dólares el costo de exportar por container, cuando en Perú ese servicio no supera los 890 dólares.
El relevamiento de los organismos financieros viene a confirmar la necesidad de replantear los gravosos costos internos para hacer al país más competitivo.
