Finalmente, el Gobierno de Estados Unidos dio un giro de 180 grados en el controvertido caso Morris, autorizando el visado al periodista colombiano para que pueda cursar estudios en Harvard, donde fue becado por su trayectoria profesional.

Hollman Morris fue víctima de la curiosa óptíca del Departamento de Estado al aplicar la llamada "Ley Patriota” que, entre numerosas restricciones, prohíbe la concesión de visas a personas que pertenezcan a una organización terrorista, estén vinculadas o presten apoyo a las actividades subversivas.

El pecado del periodista fue mantener estricta objetividad en su línea editorial independiente de su programa televisivo "Contravía”, emitido en Bogotá, donde investigó la política de Álvaro Uribe contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), los grupos paramilitares y entrevistó a la cúpula guerrillera, denunciando atropellos a los derechos humanos de la población civil por parte de todos los involucrados.

En su momento, EEUU guardó silencio alegando razones de privacidad en la negativa del visado, pero ante el cúmulo de protestas de numerosas organizaciones internacionales, como la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), Human Rights Watch (HRW), la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Washington debió dar marcha atrás.

Es que la prensa independiente, para ser creíble, debe escuchar todas las campanas y defender a quienes ven cercenados sus derechos por el accionar del extremismo ideológico y la contraparte del poder que arremete en nombre de la democracia.