Emilio Palacio, ex columnista estrella del diario ecuatoriano El Universo y autor del libro de próxima aparición "El periodista de los 80 millones”, dice que la campaña de Correa a favor de Assange no tiene como único propósito reparar su imagen como el enemigo número uno de la libertad de prensa en Ecuador, sino que también para ganar espacios políticos en el campo de la izquierda radical latinoamericana. Palacio es uno de varios periodistas ecuatorianos víctimas del ataque sistemático de Correa a la libertad de prensa.
Correa, que ha cerrado varios medios e impulsa medidas para limitar a los medios independientes, presentó una demanda por U$S 80 millones y tres años de cárcel contra Palacio y tres directores de El Universo, por una columna en la que Palacio llamó "dictador” al presidente. Un juez ordenó que los acusados pagaran U$S 40 millones, y Correa luego perdonó a los cuatro. Palacio, sin embargo, está pidiendo asilo político en EEUU porque teme por su seguridad si regresa a Ecuador.
Según Palacio, Correa está tratando de aparecer en los medios para eclipsar su imagen de pupilo de Chávez y Castro. Nunca le gustó haber sido tratado como un líder de segunda línea por Venezuela y Cuba. Recordó que cuando Correa asumió la presidencia en 2007, Chávez se refirió a él como "este muchacho” y Cuba siempre consideró como un aliado errático, al punto de que Correa visitó la isla cinco veces, pero sólo en una ocasión se le concedió una visita oficial. Presintiendo que pronto podría haber un vacío del poder en el ALBA, Correa aumentó su activismo internacional, afirmó Palacio.
En abril, Correa acaparó los titulares durante la Cumbre de las Américas, en Cartagena, Colombia, al boicotear el evento. En junio, fue el único líder extranjero que se presentó en la reunión anual de cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Cochabamba, Bolivia. En julio, Correa le pidió al Comité Olímpico que le permitiera desfilar al frente del equipo de su país en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos en Londres, pero la petición fue rechazada por el Comité. Y ahora, Correa pretende ser defensor de los oprimidos, al garantizarle asilo a Assange, agregó Palacio.
Palacio tiene razón al ver la cruzada de Correa para presentarse como un campeón de la libertad de expresión como una hipocresía. El solo hecho de que Correa diga que le ha concedido asilo a Assange en Ecuador -un país con un sistema de justicia cada vez menos independiente- porque supuestamente no gozaría de suficientes garantías para un trato justo en Suecia, un país cuyas instituciones están entre las más sólidas del mundo, es algo digno de risa.
