Recientemente se realizó en el Espacio Cultural Franklin -Cooperativa Teatro de Artes-, la Primera Feria del Libro Independiente en la que se ofrecieron distintas actividades, entre ellas teatro, danzas, música presentaciones de libros, lectura de poemas y además, hizo su debut, al menos para mí, el "libro cartonero” novedosa iniciativa que empezó a desarrollarse después del 2001 en Buenos Aires.
Son libros armados con tapas de cartón de cajas de leche, comidas y de otros usos, extremadamente artesanales donde los textos y la creatividad se unen de tal forma que el mensaje llegue libre e independiente.
Concurrí invitado por unos amigos y acompañado por mi hija María Celina, profesora de Lengua y Literatura Inglesa, y quien me introdujo en la poesía de T.S. Elliot, James Joyce, de W. Faulkner y otros de habla Inglesa.
Me reencontré con el mismo amor para, de alguna manera, poder llegar a los futuros lectores; también me motivaron volver a los mismos sueños a través de la poesía. Fue una tarde mágica en la que al ver a jóvenes escritores exhibiendo sus obras reviví aquellos años de la década del 60 cuando también, en nuestra juventud e iniciación literaria, transitábamos las noches organizando recitales de poesía, presentaciones de libro, conferencias, teatro y exposiciones pictóricas; aquellas noches en la plaza 25 de Mayo junto a Guido Iribarren que me inspiraron el nombre de nuestra editorial: "Cielo Raso” de estrellas, que aún sigue vigente; no así la revista literaria "La Polilla” de la que fui coeditor pero que vino a cubrir un espacio, porque de eso se trataba, de asumir la posta, de atizar el fuego cultural; porque así lo interpretamos sin ninguna dependencia, y convencidos de que "la cultura es un bien público”. Por eso también estrechamos versos con Alfredo Pastor para dar a luz "la Corneta de Papel".
Recorriendo los stands entre emoción y emoción comprobé que a pesar de los años me reconocieron; entre los diálogos con los escritores me conmovieron esos niños que me susurraban poemas al oído valiéndose de unos tubos de cartón hechos por ellos mismos. Se trataba del grupo de "niños susurradores”. La ocasión fue propicia para dejarles la última edición de nuestra "poesía en la calle” con obras de quienes integramos "Cielo Raso” José Campus, Guido Iribarren y Ronald David Temiño. Como poetas invitados Antonio S. Barbaran, Estela Mabel Acosta (poeta de Buenos Aires).
Las últimas emociones de ese encuentro inolvidable fueron las dedicatorias, por ejemplo, la del consagrado poeta Adrián Salas, primer premio en poesía del Concurso Federal 2003, organizado por Consejo Federal de Inversiones. En su libro "Para qué sirve la gente”, escribió con "afecto y admiración”. O esta dedicatoria del ascendente poeta y músico Damian C. López , editor de la editorial "elandamio” en su obra "La otra cara de la almohada”: "Para Carlos Quinteros por abrir los caminos que andamos…”.-
(*) Periodista.
