¡Acción! Actuar pide la gente ante los hechos que acontecen diariamente. Basta de palabras, queremos hechos. Es que la actuación de funciones es algo muy natural en la vida diaria. Precisamente, la palabra actuar, viene del verbo latino ‘ago’’ ‘agere’’, que se traduce por conducir. Ello implica cumplir con nuestras funciones sin sobreactuar demasiado esa obligación. El rol lo da el oficio que a cada uno le corresponde hacer en la vida. Y, todos tenemos un oficio o un rol para hacer en nuestras vidas, pero que le corresponde a cada individuo descubrirlo para brindarlo a la sociedad.

No obstante, cuando en ocasiones el miedo impera, se paraliza la acción. Y, en otras, se sobreactúa tanto, ya sea por cansancio, desgano, dolor, odio, resentimiento, o sed de venganza, que hace encender la llama de la justicia por mano propia, si se observa una cierta inacción generalizada. La incapacidad del Estado para actuar a la altura de las circunstancias socio-históricas no solo escandaliza, sino que contribuye a aumentar la violencia. Cuando el Estado se corre de lugar, o lo que hace con mucho esfuerzo no alcanza, se apela tradicionalmente a la idea del ‘pensamiento único’’. Es decir, este pensar casi como una visión limitada de la vida, contribuye a generar la mediocridad. Si las universidades no aportan profesionales que ocupen verdaderamente cargos en el Estado para solucionar los problemas reales de la gente, preguntémonos entonces para qué sirven tantos títulos. El discurso único con falta de principios éticos augura el triunfo de la frases eternas controladas que legitiman lo que siempre se hizo: ‘Siempre fue así’’ o ‘es el hambre o la nada’’, o ‘el ajuste o el caos’’. Todas frases al fin que terminan acentuando más nuestra incapacidad de acción.

Sin embargo, el Estado con sus representantes, tampoco es mago o un Dios omnipresente que debería ocuparse de todo. Pero el problema es cuando ya descuida muchas cosas. El actuar para cambiar las cosas no implicaría ‘la mano dura’’ o ‘la justicia por mano propia’’ o solo ‘el buscar culpables’’. El Estado en nuestro país cuando no pudo, no quiso, o no supo cambiar el rumbo de las cosas, no estuvo a la altura de las circunstancias y demostró incapacidad para actuar correctamente. Las picardías de los que estuvieron arriba no pudieron enderezar mejor las cosas abajo. Y, hoy, vemos los resultados. Los que ocuparon cargos para enriquecerse ahora no pueden dormir tranquilos a tanta violencia e inseguridad. El Estado se construye de arriba hacia abajo. Ello implica que los que detentan el poder de turno sean muy prolijos en lo que dicen y hacen.

El ejemplo concreto de que ‘los problemas se resuelven con mejor educación’’, también forma parte del pensamiento único. Es que nadie duda de la importancia de la educación. Pero, en ocasiones cuando hay que buscar respuestas y las soluciones no alcanzan, siempre la liga el maestro, hoy casi empobrecido y ridiculizado. El pensamiento único ya tiene un culpable para cada cosa. El pensar mercantilista no da respuestas, solo busca un culpable, para dividir. Y, esta caza de brujas o búsqueda de culpables, históricamente terminó en las sin respuestas, las sin soluciones, la división y la violencia. Todos coincidimos en que sin la educación y el Estado no vamos a ningún lado, pero sin profesores reales, tampoco.

El narco está instalado en nuestro país y ya corrompe a las familias, ambientes laborales, y al Estado mismo. Impera allí donde la impunidad y la corrupción generalizada están encarnadas en la sociedad. El pensamiento único, que sirvió siempre para adormecer a las masas desde la cuna de ideologías neoliberales y neoconservadoras, hoy se burla de ellas, cuando los que deberían dar respuestas, todavía no ven una acción que nos saque adelante. El Estado parece quedarse. Las viejas ideas siempre resurgen. Los modos de las mafias son la identificar enemigos y el hacer justicia por mano propia. A la mafiocracia va a costar erradicarla definitivamente de los estados latinoamericanos a tantas décadas de impunidad.

Oportunamente, el pensamiento único también olvida que muchos jóvenes por falta de trabajo, hambre, el sin sentido, no terminan de estudiar, porque son presa fácil del narco, el delito y la violencia. ‘Las escuelas bomberos’’, hoy apagan incendios familiares ante las llamaradas de problemas que presentan, que las posibilidades reales de aprender. La manera de contrarrestar al pensamiento único es ver el punto de unión que tenemos para tirar del carro adelante juntos. Y, los buenos actores, ‘lo son por lo que son capaces de decirnos sin hablar’’, dijo el actor británico Hardwicke.