La Semana por la Vida que se celebra en varios países latinoamericanos, incluida Argentina, concluye mañana buscando generar conciencia sobre el derecho humano a la vida, desde la fecundación hasta la muerte natural.

La violencia generalizada, la llamada "cultura de la muerte", los intentos por legalizar el aborto, la eutanasia y la destrucción de la familia como núcleo de la sociedad, deben generar conciencia sobre esta grave realidad. Las noticias sobre la falta de respeto al derecho a la vida son diarias. Con el apoyo de 250 organizaciones sociales, la diputada Juliana Di Tullio (Frente para la Victoria) ha presentado un proyecto de ley para despenalizar el aborto en nuestro país. El Supremo Tribunal de Justicia de la provincia de Chubut autorizó el aborto que solicitó por vía judicial una joven de 18 años víctima de una violación, a pesar de que había dos sentencias en contra. El Juez de primera instancia y luego la Cámara habían denegado la facultad de abortar. El Comité de Bioética del hospital donde iba a realizarse la intervención también se pronunció negativamente. Pero el Supremo Tribunal lo autorizó, y condenó a muerte a un niño que tenía cinco meses de gestación.

Estos casos son muy penosos ciertamente. No se trata de ignorar la situación dramática que vive la joven madre, la afrenta que ha sufrido y lo difícil que resulta aceptar las consecuencias, pero esto no justifica que se pueda proceder condenando a muerte a un inocente. La razón natural, las ciencias biológicas y el orden jurídico imponen una sola conclusión: el bebé tenía derecho a nacer, y no le fue reconocido.

Un reciente informe de la Unión Europea dice que cada once segundos, en alguno de los 27 Estados miembros, se produce un aborto. La ley de "aborto libre" es una realidad en España, ya que después de cerca un año de intensas discusiones entre el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y la oposición, el Senado aprobó esta polémica ley que permite abortar a las adolescentes entre 16 y 18 años, y habilita, además, la interrupción del embarazo hasta las 14 semanas de gestación.

El mundo se encuentra no sólo "ante" sino "en medio" de una dramática lucha entre la muerte y la vida. Todos nos vemos implicados y obligados a participar, con la responsabilidad ineludible de elegir incondicionalmente a favor de la vida.