Cuando la rigurosa narración del hecho histórico fogueado por las generaciones del pasado se expresa con prosa poética, su lectura se torna más atractiva. Oportunamente recibí, por gentileza de tres relevantes escritoras sanjuaninas, un libro de autoría de cada una de ellas, producidos todos con ese singular estilo literario. "Duendes del arenal” (julio de 2008), de María del Carmen Reverendo, prosa narrativa en la que nos cuenta "que al cerrar los ojos en las polvorientas huellas del triángulo de nuestra geografía aparecen imágenes ya idas. La carretela nos habla del espíritu de viajeros muy lejanos que fueron descubriendo, tras sacrificados caballos, las rutas del misterio y de las sorpresas”. En su prosa narrativa cabe la historia de Manchita, "la gatita mimosa de algodón y brillantes que quedara en el alma de la casa”, sus sueños de adolescente en el secundario de la Normal "Sarmiento”, la semblanza de inolvidables profesores, de recordados personajes y pinturas de escondidos rincones de cielos azules. "La tercera carta” (marzo de 2009), novela descriptiva de Nora Conte Grand en la cual la autora crea una pareja cuyo apasionado amor será eje vertebral de la historia de Fernando, soldado rosista de origen porteño, e Inés, hija de un ciudadano unitario. El romance nace circunstancialmente en 1837 y tras larga ausencia se reencuentran en 1857. De ese lapso de veinte años Nora describe el cuadro de la vida provinciana con sus típicas costumbres, su ambiente social y político con oportunas citas de Sarmiento, Franklin Rawson, María Josefa Ezcurra, cuñada de Rozas, todo ello con la misma calidez que el poeta Juan Conte Grand, su padre, nos emocionó con la lectura de su libro "San Juan, ensueño y lágrimas” (San Juan en ruinas) que publicara en abril de 1944, "convertida en novela con mucho de historia” según su autor, "verdadero documento de la época” en opinión del Dr. Emiliano Oliva. "Cuerdas de un laúd” (abril de 2009) de Ernesta Rombolá de Belbruno, con cuatro subtítulos de poesías y uno de prosa poética. Su título hace referencia al laúd, antiguo instrumento musical muy usado en la España de otros tiempos en el cual se podían pulsar 21 cuerdas. Quizás de sus infinitos sonidos nacieron las vibraciones de los latidos que inspiraron los sonetos a la fe, al padre, a la madre, a Jesús, al dolor, a Doña Paula, a Sarmiento, al canto a la naturaleza, a la patria, los bellísimos poemas "Anhelo” y "Al final del camino” y las conmovedoras "Reflexiones sobre la fatalidad en la vida del hombre”. Nuestros poetas visten en sus libros el paisaje del terruño con los colores de los amaneceres y a los hombres que escribieron su historia, con las hechuras que ocultan las cicatrices que dejaron sus luchas.