Ciertamente, el feminismo ha tenido y tiene grandes logros. La humanidad ha avanzado en el reconocimiento de derechos y oportunidades entre hombre y mujer. Como despertando de un atávico letargo, vamos reafirmando como valores innegociables la igual dignidad entre ambos y la complementariedad en las diferencias. No es una lucha "contra”, sino "a favor de” la igualdad y la no violencia. Lamentablemente a veces la ley del péndulo nos arroja a extremos tan inverosímiles como absurdos. Algunos le llaman wokismo (de woke, palabra inglesa que significa despierto). Movimiento estadounidense que ubicado en los extremos, lleva a miradas sesgadas y cierto anacronismo. Yo prefiero llamarle "feminismo en falta”. Un ejemplo de este anacronismo es la crítica que se ha hecho en España, a la falta de protagonismo femenino en la película "La sociedad de la nieve”. La legítima defensa de los derechos de las mujeres, no puede reinterpretar el pasado bajo el riesgo de desfigurarlo.
Silencios inexplicables
Mientras discutimos si hubo o no discriminación en el rodaje de la película española, la realidad muestra preocupantes datos de violación real de derechos de mujeres. Me refiero a las condiciones de vulnerabilidad y explotación de la que son objeto las mujeres pobres que alquilan su vientre para gestar hijos de otros.
Veamos las cláusulas de un contrato de alquiler de vientres en la India: – Renuncia a la confidencialidad; – Prohibiciones: viajar al exterior; utilizar tintura de cabello, consumir productos con cafeína, ingerir edulcorantes; – En caso de muerte de los comitentes, el niño se entrega a la custodia de una tercer persona; – Renuncia a la patria potestad (el niño debe ser inmediatamente entregado); – Renuncia a todo tipo de reclamo judicial; – Está prohibido todo contacto con los comitentes; – Obligación de someterse a un aborto a pedido de los comitentes en caso de anomalías físicas/mentales; – Aborto selectivo (embarazo múltiple) La negativa importa incumplimiento contractual.
No se escuchan voces feministas reclamando fuertemente por estas situaciones de indignidad y violación de derechos a las que son sometidas estas mujeres que se convierten en madres de descarte. Cierta romantización de la maternidad subrogada, motivada tal vez en casos icónicos, ha adormecido nuestra conciencia moral. ¿O será acaso que la causa de los derechos de las mujeres es selectiva?
El caso de la Prostitución
Tampoco se sienten muchas voces reclamando por la eliminación de una de las formas de violencia sexual que se ejerce sobre las mujeres: la prostitución. También aquí la romantización de un hecho que atenta contra la dignidad de la mujer, nos ha hecho perder el eje central: la prostitución y la trata de personas con fines de explotación sexual están intrínsecamente unidos y afectan a los sectores más vulnerables. Sin desconocer que la prostitución es también una cuestión de género: el 97% de personas en situación de prostitución son mujeres y transexuales mujeres (https ://malostratos.org/asociacion-contra-la-prostitucion/que-es-la-prostitucion/. Al parecer hemos olvidado que la trata de personas en sus distintas modalidades, configura una nueva forma de esclavitud de una ignominia pocas veces vista. A punto tal que, en Tratados y Foros internacionales, es caracterizada como un delito de lesa humanidad.
Estar despiertos es la consigna para estos tiempos. En algunas situaciones como las aquí descriptas, el silencio es cómplice. Necesitamos hacer oír nuestra voz.
Por Miryan Andújar
Abogada, docente e investigadora
Instituto de Bioética de la UCCuyo