Hace algunos días este diario publicó que el intendente de 9 de Julio, Gustavo Núñez, no descarta abandonar Cambiemos para cruzarse a las filas del Frente Todos, del oficialismo provincial. Las declaraciones del nuevejulino revivieron los viejos fantasmas del basualdismo sobre los repetidos éxodos que sufrió Roberto Basualdo a lo largo de sus disputas políticas con José Luis Gioja. Núñez no es el único, aseguran en algunos tendenciosos cafés políticos. Le apuntan también al ullunero Leopoldo Soler, al caucetero Julián Gil, al zondino Miguel Atámipz y, aunque cueste creerlo, al jefe comunal de Rivadavia, Fabián Martín. Por sus últimas declaraciones, ¿alguien estaría en condiciones de negar que el rivadaviense se sentiría más cómodo en el espacio de Uñac que en Cambiemos? Esos rumores -de Núñez, Soler, Martín y Atámpiz- ocurren en un contexto provincial que no se puede dejar de marcar: Sergio Uñac encabeza la preferencia de los electores sanjuaninos con el 63 por ciento de intención de voto, unos 40 puntos por arriba de su supuesto rival, Marcelo Orrego. Y no hay que olvidar el descalabro del teatro nacional, donde últimamente sobran los gritos de "sálvese quien pueda". Todos los caminos conducen a Roma.

Las cifras corresponden a una encuesta realizada por la Consultora Acierto entre el 17 y el 25 de septiembre de este año sobre 1.820 casos efectivos a través de entrevistas domiciliarias en los departamentos Capital, Rawson, Rivadavia, Chimbas, Santa Lucía, Caucete, Pocito, Albardón y Jáchal, es decir, los distritos que componen el 85 por ciento del padrón electoral. Según ese trabajo, el 63,3 por ciento de los encuestados dice que votaría a Uñac como candidato a gobernador y el 23,6 por ciento, lo haría por Orrego. Hay una salvedad que es obvia, pero difícil de analizar: Orrego aún no confirma que será candidato y se supone que cuando lo haga podría recibir algo más de apoyo. Aunque ese nuevo apoyo no es medible, es decir, hasta que ocurra no se puede establecer cuánta intención de voto le sumará, y si es que lo hará. Haciendo esa aclaración, hay muchos departamentos en donde la distancia es casi escandalosa: Rawson (69,8% a 23%), Caucete (68,9% a 17,9%), Albardón (79,1% a 12,9%), Pocito (81,1% a a 9,7%), Jáchal (73,3% a 9,5%) y Chimbas (76,9% a 15,9%). El único departamento donde Uñac pierde es en Santa Lucía (35,4% contra 56,6%) y donde más se le acerca la oposición es en Capital, aunque es más frondosa la distancia de Uñac con el segundo que la cantidad de votos que reúne la oposición capitalina: 53,3% a 26,3%, el 27 por ciento de diferencia. Y acá no habrá sorpresa, ya que hasta el más distraído de los vecinos sabe que la pelea será entre Franco Aranda y Rodolfo Colombo.
El lote de la encuesta lo cierra Rivadavia: 56,2% para Uñac contra el 23,4% para el jefe santaluceño. Y es, tal vez, lo más curioso del sondeo. Es razonable que la buena gestión municipal de Orrego provoque una inclinación hacia su postulación en Santa Lucía (56,6% a 35,4%), lo mismo que ha venido pasando en Pocito con Uñac. Pero es extraño lo que ocurre en el territorio de Fabián Martín. El exmassista, amigo personal de Orrego, goza de una muy buena imagen de gestión que le entregará casi con seguridad una holgada reelección el año que viene. Evidentemente, Martín no ha querido o no ha podido aún trasladarle a su compañero de Cambiemos algo de esa imagen positiva. Hay estilos distintos, eso ninguno de los dos puede negarlo: Mientras Orrego mastica las estrategias, Martín las ejecuta; cuando el santaluceño prefiere la precaución, al rivadaviense le gusta más el vértigo político de las candidaturas, tanto que hasta puso la firma como candidato a diputado cuando sabía que no iba a poder ganar. Incluso su forma de conducir se asemeja más a la del PJ que a la de Cambiemos: mucha caminata y menos redes sociales, más verticalismo que horizontalidad. Para colmo en el peronismo no han podido eliminar sus zonzos enfrentamientos y mucho menos consolidar un candidato. Además, se han topado con alguien que tiene sed política, el "peronista" de Cambiemos. Desde el uñaquismo lo miran con buenos ojos. Quienes conocen al gobernador saben que el pocitano le reconoce algunas virtudes y que lo tiene como referente en un sector donde no le sobran amigos. Por su parte, el jefe comunal de Rivadavia ha criticado a la Nación por las decisiones sobre la economía, el FMI, las jubilaciones y los servicios públicos, tanto o más que el propio Uñac. ¿Estrategia para despegarse del macrismo sin renunciar? Es probable, aunque le será difícil volver de esa posición y, con el nivel de volatilidad que hay en la Nación, sería de riesgo mortal jugarse por una posición o por la otra.
En resumen, con los números de la consultora que dirige Maximiliano Aguiar y la demora de la oposición en encolumnarse detrás de un líder, Cambiemos va camino a un éxodo legal, natural. Si es que lo hacen, nadie podrá culpar a los intendentes que se alejen, porque tienen que mantener sus departamentos y están huérfanos de política. En la Nación ya no hay ni promesas y lo único que les queda es la ayuda del Gobierno provincial. No tienen líder que criticar ni hombro adonde ir a llorar. Ayer, en una entrevista radial (página 6), el senador Roberto Basualdo volvió a apartarse de cualquier posición de liderazgo, incluso del armado de las listas. La lógica, que a veces en política no existe, indica que todos los caminos conducen a Roma. Hoy más que nunca.
