
Transcurre la última semana del Campeonato Mundial de Fútbol en Qatar, que llama la atención de gran parte del planeta. Muchas situaciones son motivos de comentarios a nivel deportivo o del "color" que deja ante el público, distintas situaciones que se manifiestan. Una de esas actitudes fue protagonizada por la delegación de Japón y sus connacionales.
El equipo de Japón ya participó del Mundial de Rusia en 2018. En Asia se los conoce como "Los Samurái". El nombre "samurái" proviene del verbo saburau que significa "servir a alguien". Más tarde, cuando el poder de la aristocracia se debilitó y la sociedad comenzó a ser dominada por guerreros, la gente que luchó y que dirigió las batallas fue llamada samurái.
En la cultura japonesa los samurái son muy respetados. Y, haciendo honor a su nombre, los integrantes de esta selección jugaron como verdaderos guerreros, sin buscar la ventaja extradeportiva, sin agredir o provocar a los rivales. Para muchos en occidente, en especial Sudamérica, estas formas son para muchos actitudes "ingenuas" que no permiten ganar partidos. Sin embargo, el concepto de respeto y valores morales en ellos pesó más. Disputar cada partido con honor, respetando no sólo al rival, sino al público en general.
Lo mismo sucedió con sus seguidores japoneses. El público mostró valores morales y hasta se puede mencionar, sin temor a equivocarse, que dieron el ejemplo de cómo debe comportarse una persona en sociedad. Es que como se replicó en todo el mundo, se pudo apreciar a través de las pantallas de televisión como los hinchas de ese país limpiaban los sectores que ocupaban y los residuos iban a parar a bolsas de nylon. Además de demostrar una conducta ejemplar en todo momento, sin agredir a los adversarios verbal o físicamente y con claras muestras de empatía hacia el resto de los turistas y locales.
Sus representantes, es decir, sus futbolistas y cuerpo técnico, fueron una prolongación de esos ciudadanos, que con respeto y honarabilidad, disputaron cada partido, llegando a hacer historia al vencer a titanes futbolísticos del mundo como Alemania y España. Y, aunque no les alcanzó el puntaje para pasar a Cuartos de Finales, la despedida de esta delegación y su público fue conmovedora. Todos los jugadores y cuerpo técnico se inclinaron ante su público que los acompañó y apoyó, como también la reverencia fue destinada al público en general.
Estas actitudes causaron admiración y arrancaron aplausos de parte de millones de personas alrededor del mundo. Además estos samurái dieron muestra de que educar en valores morales desde el hogar, se puede propagar hacia toda la sociedad para vencer la maldad, la hipocresía y las malas artes con las que se maneja gran parte de la sociedad mundial.
Por José Correa DIARIO DE CUYO
