
Para esta ocasión de fiestas de Navidad y Año Nuevo, voy a abandonar por un momento el estilo costumbrista de mis notas, para hacer un aporte, módico desde ya, a lo que acaso sea el mayor desafío para los años entrantes: buscar soluciones a la crisis hídrica. Cualquier noticia que abra una esperanza, desde los avances científicos y tecnológicos, a este problema, la observo detenidamente y esto que vi en el diario La Nación de hace unos días, me pareció interesante a esos fines y decidí compartirlo. Aún a riesgo que el tema ya sea conocido y esté abundando en información que ya circula, sobre todo entre especialistas y autoridades. La nota en cuestión arranca con un título prometedor: "Israel transformó un desierto en un vergel y puede tener la clave del desafío del cambio climático".
Soy un admirador del talento de los israelitas para la innovación, el conocimiento y los avances tecnológicos, y por eso me hundí en la nota, de la que trataré de hacer una síntesis.

LA EXPERIENCIA EN ISRAEL
En Israel hay unas 1.200 empresas dedicadas a investigar el tema. La similitud del terreno desértico de Israel, con el de nuestra provincia, hacen equiparables sus experiencias respecto del agua. Allí, el 60% del suelo es desierto y hacia 1948 había 20 millones de árboles.
Hoy, es un vergel de 240 millones de árboles. Doce veces más. Es de apuntar que Israel es líder mundial en reutilización de aguas residuales y desalinización. Todo comenzó cuando ingenieros israelíes observaron, en 2009, un fenómeno que es común también a nuestros ojos: el agua que gotea por condensación desde los aires acondicionados. Ante la respuesta afirmativa, de que es posible producir agua en gran escala por este medio, se fundaron varios emprendimientos.
Se impone agudizar políticas tendientes a imitar el ejemplo israelí, y hacer de San Juan un paraíso verde que permita implementar, con éxito, el proceso de obtención de agua que describe la técnica enunciada.
LA FORESTACIÓN
El proceso es, sintéticamente, el siguiente: luego de la condensación, se filtra el agua, se le agregan minerales y finalmente se la pasa por una lámpara UV que elimina bacterias o virus. Se obtiene un agua mineralizada, de una calidad excepcional. Previo, se necesita de un mínimo requisito, la humedad ambiente no debe ser inferior al 15%, por lo cual ayuda el efecto invernadero de la vegetación. Por ello es fundamental, en el caso de San Juan, incrementar la forestación para lo cual, en el ejido capitalino con pocos espacios vacíos disponibles, se podría analizar, por ejemplo, plantar más árboles ampliándose la cantidad ya existente en plazas y otros espacios verdes, como el anillo que rodea la avenida de Circunvalación.
Habría que calcular la cantidad actual de árboles y multiplicar por doce, para repetir el ejemplo de Israel. Un gran pulmón de aire. Puede adjetivarse de infantil y poco profesional la propuesta, lo admito, pero algo hay que hacer. Ya lo decían nuestros padres: más árboles es contribuir a un mejor futuro, dicho esto aún en tiempos donde no se observaba la falta de agua que impera hoy.
ESPÍRITU VISIONARIO
Las antiquísimas arboledas a los márgenes de las principales arterias de San Juan, que hoy se talan con ostensible afán, hablan del espíritu visionario de los gobernantes de principios de siglo XX. Sabían por qué lo hacían. Y don Francisco Montes, a través de DIARIO DE CUYO, recuerdo, fue un férreo defensor contra la deforestación, denunciando como un asesinato la tala indiscriminada que, con el avance de la construcción, se fue haciendo endémica en los alrededores de la ciudad. Creo que una cosa no obsta a la otra, y ambas pueden funcionar al consuno. Es cuestión de ingenio.
Según uno de los ingenieros de esas empresas, un equipo mediano para aquel proceso de obtención de agua a partir de la condensación del aire, puede ser 1,60 x 2,40 metros, y sería suficiente para producir 900 litros de agua por día. Pero hay sistemas que van desde los 200 litros a los 5.000.
"No se necesitan cañerías, transportes ni instalaciones eléctricas. Solo es cuestión de activarlo, aún en medio del desierto, y empezar a producir agua", finalizó el profesional.
Se impone agudizar las políticas tendientes a imitar el ejemplo israelí, y hacer de nuestro San Juan un paraíso verde que permita implementar, con éxito, el proceso de obtención de agua que describe la técnica enunciada. Con las debidas licencias por los más que probables errores en lo expuesto, tómeselo como el aporte de un ciudadano común preocupado, como el que más, por un futuro sobre el manejo del agua que hoy se presenta como incierto.
Por Orlando Navarro
Periodista
