Cumpliendo con la convocatoria "al más amplio diálogo a todos los sectores", formulado por la presidenta Cristina Fernández desde Tucumán, el 9 de julio, el Gobierno nacional ha dado el primer paso para iniciar esas conversaciones.

Dos semanas después de la dura derrota que sufrió el oficialismo en las elecciones legislativas, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, fue el encargado de anunciar que la ronda de consultas para llevar adelante aquella iniciativa comenzará con los 50 partidos políticos con representación parlamentaria, en grupos de diez. El núcleo inicial de los temas a tratar será la fijación de internas abiertas, una preocupación de Néstor Kirchner, quien desde Puerto Madryn dijo: "La reforma política es profundamente necesaria, yo lo pude comprobar en las elecciones últimas ya que fui una de las víctimas de la vieja política. Así que hay que dar cristalinidad al sistema para que la gente se pueda expresar con mucha fuerza".

¿Qué hubiera dicho en caso de haber ganado? Vale recordar que él nombró como candidata a su esposa y los métodos que empleó en la última campaña, visitando el conurbano bonaerense, son precisamente lo que la mayoría de la población rechaza. A los habitantes de esa área populosa pareciera observárselos no como ciudadanos sino como clientes receptores de prebendas temporarias.

La mayoría de los invitados a dialogar se muestran escépticos y con dudas por los resultados, al considerar que nunca el matrimonio presidencial mostró interés en buscar consensos y asumir el diálogo como una práctica habitual de gobierno. Así lo han manifestado el campo, los empresarios, el arco opositor y hasta el mismo secretario general del Sindicato de Peones de Taxis. Omar Viviani calificó de importante el llamado presidencial, aunque subrayó también que es necesario que se escuche a todos los sectores y que no sea solamente para la foto.

La reorganización del Gabinete sólo alcanzó a dos de los trece miembros que lo integran y todos los designados son del seno del Gobierno. Se ratificó el rumbo, despreciando la oportunidad de abrir una expectativa política diferente.

El anuncio del inicio de las conversaciones hubiera sido una providencial ocasión para informar a la ciudadanía que antes que tratar la ley de internas abiertas se dará una respuesta urgente a lo que la gente le preocupa actualmente: la economía real, la pobreza, el Consejo de la Magistratura, los superpoderes y las retenciones. Y, entre otros, la inclusión sin rencores como categoría básica de una democracia que desea madurar en serio.