Colombia, Panamá y Corea del Sur están celebrando la muy demorada aprobación del Congreso estadounidense de sus acuerdos de libre comercio con Washington, que el presidente colombiano Juan Manuel Santos denominó "el tratado más importante de nuestra historia”. Pero -al menos para los dos países latinoamericanos- lo más difícil empieza ahora.
En la nueva economía global, azotada por la crisis, los acuerdos de libre comercio ya no son lo que solían ser. Antes, cuando la economía de Estados Unidos crecía con rapidez, ganar acceso preferencial al mercado estadounidense era un asunto vital para países como Colombia o Panamá. Hoy, con mayor competencia global para exportar a un mercado estadounidense que prácticamente no crece, firmar un acuerdo de libre comercio es importante, pero mucho más es inventar nuevos productos, o mejorar los existentes por medio de nuevas tecnologías.
"Un tratado de libre comercio no es más que un ticket de acceso preferencial libre de impuestos al gigantesco mercado de Estados Unidos, pero eso no asegura una gran demanda de productos colombianos o panameños”, me señaló Osvaldo Rosales, de la Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal). "Ese espacio hay que asegurarlo con mayor competitividad, mayor calidad y anticipándose a las demandas de los consumidores”, agregó.
Aunque todo indica que tanto EEUU como sus nuevos socios de libre comercio aumentarán sus exportaciones gracias a los acuerdos, Corea del Sur está en mejor posición que Colombia y Panamá, gracias a sus grandes avances tecnológicos. Por su obsesión con la educación, la ciencia y la ingeniería, Corea del Sur ya vende u$s 49.000 millones anuales a EEUU, en gran parte en productos sofisticados como automóviles, camiones y equipos de computación. En cambio, Colombia exporta a ese mercado u$s 15.000 millones anuales, casi todo en petróleo, minerales y otras materias primas, y Panamá le exporta menos de u$s 400 millones anuales en mariscos y servicios. Lo que es más, las exportaciones manufacturadas de Colombia a EEUU cayeron del 51% hace cinco años, al 26% en 2010.
Tanto Colombia como Panamá, así como otras naciones latinoamericanas, podrían aprender mucho de Corea del Sur. Hace apenas 50 años, Corea del Sur era mucho más pobre que cualquier país latinoamericano. En 1970, el ingreso per cápita era casi la mitad del de Colombia, y casi un tercio del de Panamá. Hoy, el ingreso per cápita sudcoreano supera más de tres veces al de Colombia, más del doble del de Panamá, y mayor que todos los países latinoamericanos, según datos de la ONU.
¿Qué hizo Corea del Sur? Creó un sistema educativo de alta calidad, donde los niños asisten a la escuela 220 días al año (180 días o menos tiene la mayoría de los países latinoamericanos), y los secundarios estudian alrededor de 15 horas diarias en el colegio y en institutos de tutoría privados después de clase. Por ello, están entre quienes tienen los mejores puntajes en los test PISA internacionales de estudiantes de 15 años, mientras que los latinoamericanos ocupan el final de la lista. Y más importante, Corea del Sur registró en 8.800 patentes de nuevas invenciones en la Oficina de Patentes y Marcas Registradas de EEUU en 2009, comparadas con las 100 de Brasil -el país latinoamericano con más patentes-, 7 de Colombia y 2 de Panamá.
Mi opinión:Colombia y Panamá, al igual que Chile y México, tienen una oportunidad de oro para aumentar sus exportaciones y atraer inversiones a largo plazo para vender sus productos al mercado más rico del mundo. Pero para aprovechar plenamente esa oportunidad, tendrán que mejorar la calidad de su educación, tal como lo viene haciendo Corea del Sur desde hace cuatro décadas.
"COLOMBIA hizo grandes avances en la calidad de su educación en la última década. La Universidad de Los Andes ocupa el sexto puesto en el ranking QS de las mejores universidades latinoamericanas”.
