Mientras los gobiernos de los diferentes países demoran sus compromisos para atenuar el impacto del cambio climático, la naturaleza avanza más rápido y se agravan las condiciones que dieron lugar a los últimos desastres. Según la Organización Meteorológica Mundial, los nuevos récords de temperaturas máximas en enero y febrero pasado indican apuntan a un aumento sostenido para todo 2016.

El calor ha sido particularmente intenso en latitudes muy septentrionales y las concentraciones de los gases causantes del cambio climático cruzaron el simbólico umbral de 400 partes por millón en los dos primeros meses de este año. En ese período, la extensión de los hielos marinos en el Ártico fue la más reducida que se haya registrado mediante las mediciones satelitales de la NASA y a la Administración Nacional del Océano y de la Atmósfera de los Estados Unidos.

La temperatura de la Tierra es actualmente de un grado centígrado más alta que a comienzos del siglo XX. Es decir, estamos a mitad de camino del umbral crítico de 2 grados y es posible que los planes nacionales sobre el cambio climático no sean suficientes para evitar un aumento de 3 grados, según los científicos, aunque las situaciones más graves quizás puedan evitarse aún con medidas urgentes y de gran alcance, para reducir las emisiones de dióxido de carbono.

Ya 2015 hizo historia con temperaturas máximas sin precedentes, olas de calor intensas, precipitaciones abundantes, graves sequías y una actividad excepcional de los ciclones tropicales. Las olas de calor más graves ocurrieron en India y Pakistán, y relacionado con esto Asia y Sudamérica tuvieron el año más cálido del que se tenga constancia, mientras que en Europa hubo eventos prolongados de este tipo. Por otra parte, las sequías afectaron de manera funesta el noreste de Brasil, Colombia y Venezuela, donde también perjudicaron la agricultura y los sectores hídrico y energético.

Las temperaturas sorprendentemente elevadas que se han registrado hasta ahora en 2016 están causando conmoción en la comunidad científica mundial que sigue puntualmente la evolución climática. Muy distante de las posiciones políticas y económicas de la naciones ricas y de las en desarrollo, que envueltas en los problemas coyunturales demoran, o ignoran, la mayor amenaza de la humanidad.