
Por Laura F. Palomo e Isaac J. Martín
Agencia EFE
La "semirretirada" de EEUU, el regreso de Rusia, la persistencia del terror pese a la caída del "califato" del Estado Islámico (EI), la ocupación turca del Kurdistán sirio y las alianzas de Israel con estados árabes suníes para contrarrestar la influencia de Irán han renovado el avispero de Oriente Medio. Pero en esta década los ciudadanos han ganado un espacio que ya no están dispuestos a ceder.
La aparente vuelta del poderío persa, con Irán asentado en Siria, Irak y el Líbano, o las reminiscencias otomanas que emuló Turquía al ocupar este año una amplia zona en el noreste de Siria, controlada por los kurdos, parecen apuntar a una repetición de la historia colonizadora que arrastra la región.
Pero nada es igual desde las protestas masivas que en 2011 destartalaron las dinámicas locales y obligaron a los poderes a reacomodarse para sobrevivir. Además, olas de descontento han surgido de nuevo este 2019 para certificar que el statu quo se tambalea.
Y la amenaza del grupo yihadista más temido de los últimos años persiste pues, como antes de su establecimiento en 2014, ha regresado a la insurgencia mientras su influencia se ha extendido por el planeta pese a que su líder, Abu Bakr al Bagdadi, muriera en octubre en una operación estadounidense.
<BF>Hacia un nuevo orden en la Región: <XB>Por mucho que Irán haya avanzado en la región con su proyecto de "corredor mediterráneo", las protestas en Irak y el Líbano "no son buenas noticias" para el país persa, asevera Lazar Berman,
experto del Instituto de Estrategia y Seguridad de Jerusalén (JISS) e investigador en el Ejército israelí.
Los procesos de cambio y revoluciones que comenzaron hace una década no se han acabado y "están aprendiendo mutuamente, desde Argelia hasta Sudán y el Líbano", apunta el analista palestino estadounidense del Instituto Kenyon, Toufic Haddad.
"Los problemas fundamentales de estos países se mantienen, como las clases políticas económicas y la manera de dirigir los estados muestra que será un proceso muy largo", predice Haddad.
En el Líbano, Irak, Irán y Egipto se han revivido movilizaciones que, salvo los dos últimos países, continúan pese a las adversidades.
En Irán y Egipto la persecución y la represión contuvieron el levantamiento popular, mientras que en Irak, a pesar de los centenares de muertos, prosigue el grito por un futuro donde el sectarismo salga de la política. En el Líbano, el crisol de 18 comunidades religiosas clamó con una sola voz que el 17 de octubre fue el "verdadero final" de la guerra civil, que asoló durante 15 años el país y que los dividió en cuotas sectarias reflejadas en el Gobierno.
La competencia hoy en día en la región es múltiple, y a las clásicas luchas geopolíticas se suman los ciudadanos como factor de cambio. Se acabó la dominación absoluta en medio de un vibrante orden global marcado por las comunicaciones, la pluralidad y las contradicciones.
