Una vida moral sana es muy importante para auyentar enfermedades.

Todo hace presumir que a corto plazo la vejez no constituirá un problema. La nueva versión de vivir alienta mantenerse al margen de ciertos privilegios concedidos hasta hace muy poco sólo a la juventud. Esto resulta para la ciencia un respaldo que la incita a seguir persiguiendo lo que siempre buscó: llegar al siglo de vida sin achaques. Hace poco tiempo, científicos ingleses declaraban que se está en condiciones de proponer una revisión de los clásicos conceptos de juventud y vejez. "Hoy se es joven -dicen-, aun a los sesenta y recién a los ochenta admitir que se ingresa a la edad madura". Mantenerse joven y vivir mucho fue siempre una aspiración nada descabellada, siempre claro está, dentro de ciertos límites. Cicerón alude al tema y exalta las virtudes de la vejez, que sólo difieren de las presentes en cuanto a los recursos científicos de las dos épocas. También Descartes expone en su "Discurso del Método" sus ideas sobre el particular. Leonardo Da Vinci, obsesionado por todo lo que concierne a la evolución humana, comenzó a padecer de un frío tan intenso que se vio obligado a usar una piel que le cubría el pecho. En una de las salas de Santa María Novella, una casa de salud que visitaba con frecuencia, habló con un paciente que tenía cerca de cien años (sumamente extraño en esa época), su organismo funcionaba bien. Pero le hacía padecer una constante sensación de frío y debilidad general. "Frío y debilidad" – reflexionó Leonardo – "¿son síntomas del envejecimiento? ¿Por qué?". Muerto el anciano pidió permiso para realizar un examen anatómico que demostró la existencia de algunos elementos que hoy producen Arteriosclerosis y tornaban difícil la circulación. Fue así como el genio de Florencia pensó de lleno en el problema de los ancianos que se quejan de frío -como era su propio problema-, mientras que los jóvenes rara vez padecen este inconveniente. A mediados del siglo XIX, P. Flourens escribió un libro titulado "La longevidad humana y la población del globo". "Podría llegar al siglo en forma normal, pero bajo una rigurosa condición: manteniendo una vida constantemente ocupada de estudio o trabajo. Una vida moral sana es muy importante para auyentar enfermedades; nada envejece tanto como los sentimientos negativos: el odio, la envidia, el rencor, el egoísmo y otros que no conducen a facilitarle a nadie el paso a la felicidad. El sabio francés Dr. A. Gueniot escribió a los 89 años: "Para vivir 100 años o el arte de prolongar la vida". Manifestó: "La debilidad orgánica y el envejecimiento son gravemente acelerados por la falta de una oxigenación suficiente". Por este motivo es saludable salir al campo, el contacto con la naturaleza, las caminatas (sobre todo matutinas) ¡Oxígeno, mucho oxígeno! Aprovechemos pues esta receta, de todas maneras el aire no se paga… todavía.

 

Por Carlos R. Buscemi
Escritor