En la Argentina del reformismo permanente impulsado por la nueva gestión del gobierno, característica de “contenido amplio” que astutamente permite: tanto idas y vueltas en la toma de decisiones, como la conformación de un espacio de discusión en donde oficialismo como oposición, propicien el debate y acuerdo; el volver a contar con estadísticas confiables y no manipuladas conforme a las conveniencias y oportunismos de turno, ha sido un logro de la nueva gestión que debe ser resaltado.
Reconstruir un Indec que durante más de una década y bajo el “lema de rompan el termómetro”, del kirchnerismo, fue desmantelado y logró indocumentar el milagro que Argentina tuviera menos pobres que Alemania, seguramente no ha sido una tarea fácil en estos dos años de gestión de gobierno.
Con la realidad actual de volver a contar con estadísticas confiables que a la par de su consenso social, no despiertan sospechas en cuanto a su metodología de cálculo, el gobierno se ve ante la paradoja que los números de las mismas no son lo buenos que se pretendían mostrar.
En un todo de acuerdo con el autor Darrell Huff, y su obra “Cómo mentir con estadísticas”, cuya lectura sugiero; es posible afirmar que en una cultura que se basa en hechos mensurables, el lenguaje secreto de las estadísticas permite causar sensación, deformar, confundir y simplificar en demasía la realidad, una estadística bien presentada engaña, sin revelar la fuente de ese engaño.
Evidentemente en el marco del pacto fiscal con las provincias y la metodología de cálculo de ajuste del haber jubilatorio, hemos asistido a este engaño y confusión estadístico, teorizado por Huff.
Con la agilidad de reflejo y adaptabilidad que nos caracteriza a los argentinos, nos transformamos en la última semana en expertos estadísticos y matemáticos, y calculadora en mano nos dimos a la afanosa e ingrata tarea de explicar a nuestros abuelos si el mecanismo de ajuste propuesto les convenía o no, siendo condimento sustancial del trabajo científico encarado la mayor o menor afinidad al gobierno de turno.
En medio de cálculos y aplicación de índices, escuché con incredulidad de boca del diputado PRO Pablo Tonelli el sofismo que “los jubilados ganarán menos plata pero tendrán mayor poder adquisitivo”, entendí que la situación me superaba y era hora de escribir una columna de opinión en la que pudiera echar un poco de luz sobre el tan controvertido régimen de ajuste de jubilaciones.
Previo al análisis del mismo se deben efectuar algunas consideraciones sobre los porqué de la relevancia del tema:
* Un 35% del gasto Público Nacional, está representado por el sistema Previsional, alcanzando unos 13 puntos del PBI. De este 13% del PBI, sólo un 45% del gasto se financia con los aportes de los empleadores y trabajadores formales, siendo la relación entre trabajadores formales y jubilados de 1,3, las contribuciones patronales y personales son del 27% del salario y la informalidad laboral es del 35%, lo que representa un combo por demás complicado.
* El envejecimiento de la población, en paralelo a una baja tasa de natalidad y el crecimiento de la tasa de dependencia (población mayor de 65 años con relación a la población de entre 15 y 65 años con capacidad de trabajar), se presenta a nivel mundial como los motivos de quiebre de cualquier sistema previsional. Esta tasa de dependencia, hoy en nuestro país es relativamente baja y presenta para Argentina un bono demográfico importante de explotar.
* Una política populista instrumentada en la última década que multiplicó exponencialmente las prestaciones por jubilaciones en inobservancia de los requisitos de aportes y años trabajados. La instrumentación de planes de pago con cuotas a ser descontadas del beneficio fue la herramienta ideal para instrumentar las medidas.
* Un libertino sistema de jubilaciones de privilegio, construido a través del tiempo en atención a intereses sectoriales que ha flexibilizado requisitos de edad, aportes y montos; el cual la muestra su faceta más bochornosa e impune en los Jubilados del Poder Legislativo y Judicial.
Ahora bien, en atención a estas realidades ¿Cuáles son los motivos que desde el gobierno justifican el cambio en la forma de ajuste de las jubilaciones, las cuales pasarán de ajustarse conforme a la recaudación, al ajuste por aplicación de índices de inflación?
Se asegura en primer lugar que los índices de inflación si bien no muestran los números que quisieran, ahora son confiables y que las reformas fiscales propuestas implicarán en el corto plazo una disminución de la recaudación y por ende del ajuste previsional.
En realidad y bajo el principio de manipulación estadística se está ocultando que el plan de gobierno pretende en el largo plazo una disminución significativa del gasto previsional actual (13% del P.B.I), producido por una disminución de la inflación en paralelo a un crecimiento económico que supere la pretendida baja de recaudación.
El razonamiento es inteligente y viable si se partiera de jubilaciones dignas y un sistema previsional saneado y no distorsionado, situación que dista por lejos de la actual.
Por el lado de la oposición cuales son los fundamentos que justifican su oposición a la nueva metodología de cálculo: en primer lugar entienden que más allá de la visión del largo plazo, el ajuste del mes de Marzo implica una pérdida de ingresos para uno de los sectores más vulnerables de la población, en segundo lugar interpretan que esta reasignación de recursos debería haberse efectuado tocando los intereses de otros sectores económicos sin que pague el ajuste el sector más vulnerable de la población, y en tercer lugar en una actitud típica de la oposición en la Argentina, cualquiera sea su color político, se presenta oposición sin una alternativa superadora o más equitativa.
Con la agilidad de reflejo y adaptabilidad que nos caracteriza a los argentinos, nos transformamos en la última semana en expertos estadísticos y matemáticos.
Analizando la gestión de dos años en torno al tema previsional, vemos una actitud ambigua del gobierno, en donde se han alternado buenas y malas para el sector de jubilados, por un lado la Reparación Histórica financiada por el blanqueo impositivo se contrapone a este ajuste, que sacado de contexto promete hacer pagar al oficialismo un alto costo político.
Ambas medidas son la fiel expresión que la actual gestión no dimensionó oportunamente la herencia previsional recibida, son muchas y variadas las medidas a tomar, pero es prioritario que independiente del monto que representen, como muestra de los principios de solidaridad que guían cualquier sistema de Seguridad Social se eliminen las inequidades de las jubilaciones de privilegio y los regímenes especiales de los Poderes Legislativo y Judicial.