Benedicto XVI finalizó su visita a España con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Los pronósticos de algunos sectores ideologizados o las protestas de quienes quisieron hacerse notar aprovechando la visita papal, no resultaron como ellos previeron. La vigilia y la celebración eucarística del domingo en el aeródromo "Cuatro Vientos” superó las expectativas ya que dos millones de jóvenes provenientes de 193 países se congregaron alrededor de la personalidad tímida pero profunda y convincente de un Pontífice que los invitaba a superar el eclipse de Dios que se experimenta en una sociedad posmoderna secularizada, la amnesia y el rechazo que los cristianos padecen en el mundo.

¿Qué líder del mundo es capaz de congregar un muchedumbre tal, sin promesas de orden material sino invitándolos a dar el salto de una fe joven y comprometida? Sólo el Papa.

La media de edad de los jóvenes que inundaron las calles de Madrid fue de 22 años. El 75 % de ellos eran estudiantes. ¿Qué liderazgo político o social podría presentar estas estadísticas? Resulta instructivo, valiente y bello que un joven de 22 años muestre su compromiso con los grandes valores sobre los que se basa una civilización que pretenda ser más humana. La multitud de jóvenes no perdió nunca la alegría, más allá del calor, de las inclemencias del tiempo o de las incomodidades de hospedaje. Era una muchedumbre escuchando un mensaje de amor y paz, de coherencia y de fortaleza, de libertad responsable para vivir "la grandeza sin mediocridad”, por decirlo con las palabras del pontífice. Los jóvenes escucharon hablar de solidaridad y de exigencia; les fue dicho que construyeran sus vidas sobre roca firme y que no se dejaran llevar por la veleidad de impulsos pasajeros. Se les animó a la generosidad, a la fraternidad y a la búsqueda de la verdad. Se les recordó que eran libres, que fueron creados a imagen y semejanza de Dios, y que este Dios busca siempre interlocutores responsables.

Quienes criticaban al Papa por el costo de su visita deberían reconocer que la JMJ, tal como lo señalaba la Cámara de Comercio y la Confederación de Empresarios de Madrid, ha arrojado un beneficio de 160 millones de euros para hoteles, transportes y comercios. Más allá de todo lo que se hizo para callar la voz de una juventud hambrienta de valores trascendentes, el testimonio de ellos demostró que buscan la verdad sin resignarse y anhelan una vida con sentido.