El actual pontífice dio mensajes sorpresivos en Michoacán, Chiapas, Morelia y México, donde se dirigió a los más pobres, y pidió hacer un país donde no se deba migrar para soñar.
El mensaje del papa Francisco ante la herida profunda del terror en México generó aceptación y rechazo a la vez. Es que instó a construir políticas humanas y evitar la seducción de la fama, dinero y poder. Aunque, la mayoría mostró admiración, ante una voz que se rebelaba sólida frente a la herida profunda del terror narco, miles de mexicanos fueron a verlo a Chiapas: ‘Pecadores sí, corruptos jamás. El primero reconoce con humildad ser pecador y pide constantemente el perdón para poderse levantar, mientras que el corrupto es elevado a sistema, en un modo de vida”.
El modo de vida de la corrupción es la desesperación, fracaso, miseria, violencia, prepotencia, abuso, que tanto en México como en Latinoamérica, parecen no tener límite alguno. Los ejemplos de pretender tapar con discursos sutiles del sol con la mano, también abundan en el mundo entero, cuando jóvenes se ven frustrados de no poder progresar con el sueño de la casa propia, familia, empleo estable, liberando la vida al azar del sálvese quien pueda.
La corrupción alimenta la desesperación, este a la angustia, luego a la violencia, crispando de mafias, mentiras y de terror, al sistema planetario actual. El liberalismo caló hondo en lo político, económico, social, y como una forma de poder pararlo surge el antiliberalismo, que se busca hacer oír con la voz de la fuerza. Y, no está demás aclarar, que ‘la pequeña era del terror”, llamada así por algunos intelectuales actuales, es una consecuencia de ‘El Gran Vacío”. El cáncer de la corrupción -decía Francisco- que ha gangrenado la mayoría de las instituciones, es inadmisible. A la falta de evolución surge la revolución violenta.
Precisamente, en la tierra caliente de México, o en el Estado de Chiapas, donde un tercio de sus cuatro millones de habitantes sufre de pobreza y analfabetismo, invitó a la integración de los pueblos originarios a la cultura. Y, su crítica no fue sola hacia afuera, sino también hacia adentro, hacia el Vaticano cuando el mismo Pontífice reconoció que el Vaticano, y la alta jerarquía mexicana se equivocaron con el trato que le dieran al obispo indigenista Samuel Ruiz (1924-2011), a quien le hicieran la vida imposible. Verlo en la tumba inspiró un cambio de rumbo necesario para el país.
Sus palabras contundentes de Chiapas resuenan como un trombón ante un mundo en silencio decadente, cómplice de amiguismos, alimentador de ‘El Gran vacío corporativista existencial”. Y, así nomás, sin pelos en la lengua, y sorpresivo para varios, afirmó implacable: ‘Muchos, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia, a decir: ¡perdón!”.
La cultura del quiebre, el vacío, del descarte, necesitan de la armonía que bien supieron impregnar las comunidades originarias, en el trato sincero hacia los demás, la naturaleza y el respeto al Creador. México ahora grita en un alarido de macho solo, de hombre herido, devastado, un país dividido en dos, donde el abuso del poder quiebra a la humanidad. Cuando el llanto sacude por dentro sin ganas de lanzar hacia afuera un grito de dolor. Oportunamente, se dirigió a los Narcos, y ante el actual presidente mexicano Peña Nieto dijo que ‘el narcotráfico es una metástasis que devora”. Frente a ello, muchos vieron la necesidad de un cambio de paradigma con la vida, respeto, solidaridad. Los valientes templarios actuales hacen ver que donde ‘la muerte es un tabú, la vida no es honrada”.
No obstante, la voz del Papa, también requiere del compromiso de toda la sociedad para que la invisibilidad no se apodere de los más débiles. En Morelia, ciudad de Juárez, invitó a cambiar de mentalidad frente a la migración, el narco y la violencia. El paso de Francisco por Morelia fue un guiño a los sectores más conservadores de la Iglesia, después de los gestos que ha tenido en Chiapas con los más progresistas.
Además, Francisco pisó la tierra histórica de Michoacán, el Estado donde nació Marcial Maciel el fundador de la Legión de Cristo acusado de pederastia. Su paso por Morelia, la capital del Estado, será un gran desafío para un Pontífice que en estos tres días de visita dio contundentes mensajes contra la clase política y el alto clero. Sin embargo, el mensaje del primer papa jesuita es duro, da sorpresas, pero toca algunos límites todavía a afrontar: ‘Con el diablo no se dialoga”.