El foro de cooperación y consultas entre los países industrializados y los emergentes para temas relacionados con el sistema financiero internacional, o G20, concluyó la semana pasada en Cannes, con el compromiso de implementar una estrategia global para el crecimiento y el empleo. Cada Estado miembro hará su parte en forma coordinada con el grupo mediante políticas claras de reactivación económica.
El saldo para la Argentina ha sido ampliamente positivo por el protagonismo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien advirtió a sus pares sobre los riesgos de insistir en la aplicación de recetas para superar crisis financieras, que han terminado en fracaso, según experiencias como las vividas en nuestro país.
También ha sido trascendente el rédito diplomático de la delegación argentina, en particular por el acercamiento en las relaciones bilaterales con los Estados Unidos, tras el diálogo mantenido por nuestra mandataria con el presidente Barack Obama. Cristina Fernández de alguna manera rompió el hielo bilateral al señalar que "no se puede pasar por alto el liderazgo de Estados Unidos a nivel global", a la vez de destacar la colaboración de los dos países en numerosos asuntos inherentes a cuestiones comerciales, surgiendo el compromiso de profundizar y mejorar esos lazos, junto con trabajos sobre intereses mutuos, como la investigación y el desarrollo y los problemas climáticos.
Como lo ha señalado el anfitrión del G20, Nicolas Sarkozy, las economías avanzadas de mundo se han comprometido a adoptar políticas para restaurar la confianza y seguir de una manera clara y creíble con las medidas para la consolidación fiscal. Pero también el foro ha consolidado el papel del Fondo Monetario Internacional (FMI) como controlador nato de las reformas que vienen y se le dará mayor sustento financiero para acudir en auxilio de los desequilibrios que provocan arrastres preocupantes, como ahora la situación de Grecia.
La tonificación política y financiera del FMI, con aportes que los ministros del G20 determinarán esta semana, pone en una situación que será embarazosa al Gobierno argentino, ya que el modelo económico pregonado por el kirchnerismo descree de la importancia del ente multilateral para arreglar conflictos financieros, junto con rechazar sus inspecciones y consejos puntuales.
