
Por Beatriz Albaladejo, Licenciada en Ciencias Políticas y Sociales
Los hombres pasan, pero las instituciones quedan. Son ellas los pilares que sostienen y constituyen nuestro Estado Nacional. Cada uno de nosotros debemos colaborar de una u otra manera para fortalecerlas. Entre ellas está el Ejército Argentino que hace unos días celebró un nuevo aniversario de su creación. Si bien hubo un período, en que por errores de los hombres se desvirtuaron sus objetivos, hoy somos otra generación que intenta hacer lo correcto. En esta ocasión llamo a la conciencia de cada argentino a colaborar con esta institución que tiene como misión custodiar la soberanía nacional. Debe proteger los intereses vitales y contribuir con la defensa y su integridad territorial. Los recursos naturales. La protección de los bienes, la vida y la libertad de los habitantes. Y por sobre todo, defender la Constitución Nacional al contribuir con el sostenimiento del sistema de gobierno Representativo, Republicano y Federal.
La aptitud de estos hombres debe estar de acuerdo a los objetivos del Ejército, hoy en día, más amplios que en nuestro pasado, pues no se circunscribe sólo a la defensa nacional, sino a contribuir con el desarrollo científico, tecnológico, económico y social, cooperando para lograr el bienestar de sus habitantes.
Cuando se incorporan jóvenes que, quizá por la situación general del país, están desorientados y desprotegidos, encuentran apoyo y la posibilidad de forjar un futuro formando parte del Ejército. Esto lo he comprobado al tener la posibilidad de hablar con ellos. Se convierten en hombres al servicio de la Patria.
Recordemos que, en una situación de siniestro, como por ejemplo un terremoto. ¿Quiénes están dispuestos a colaborar? ¿quién cuida del vandalismo en esos momentos? He tenido la posibilidad de vivir varias experiencias y comprobar cómo actúan los hombres del Ejército. Son auténticos militares de vocación que merecen respeto y admiración.
Analizando con más profundidad, recordemos que el orden con autoridad, es necesario. No confundir con autoritarismo. La autoridad se gana por valores propios. El autoritarismo es la fuerza bruta.
Por otras parte hay funcionarios que confunden este concepto. Se creen que por lograr un puesto en el gobierno, merecen honores. Los honores se ganan por la capacidad. Es decir: "la autoridad” hay que ganarla, no la da un cargo. Agrego esta reflexión tan necesaria en nuestro presente, una época en que muchos valores están en crisis.
