Las tensiones entre las demandas salariales y el cumplimiento de obligaciones se está convirtiendo en un juego perverso. Al promediar la segunda semana del mes de abril, se sabe que 8 jurisdicciones escolares no podrán cumplir el mínimo de 180 días de clases. Se trata de Ciudad de Buenos Aires, Corrientes, Chaco, Jujuy, Neuquén, Río Negro, San Juan y Santiago del Estero.

El caso de Río Negro es muy preocupante ya que el miércoles de esta semana se cumplieron 45 días sin clases. Los docentes hasta rechazaron una orden judicial de volver a las aulas y amenazaron con "protestas sorpresas" que incluirían cortes de rutas. ¿Qué pasa cuando se llega al límite de cambiar aulas por rutas?…¿quiénes piensan en los niños, como los verdaderos perjudicados?…¿alguien analiza el futuro social del país y los niveles culturales de la población, que se degradan visiblemente?

En definitiva, en el país suceden estas cosas porque no se asume que se está en un período de crisis y que el comportamiento de los agentes debería tener en cuenta la situación general, la situación que afecta a todos y que multiplicó el número de indigentes y pobres.

Tengamos cuidado con las conductas airadas porque no divisan el horizonte del bien general. Y busquemos ejemplos de la actualidad. Tengamos en cuenta lo que le pasa a Europa con su diezmado PBI, de trimestre en trimestre. Hace unos días le pedimos a una amiga de Frankfurt que nos diera un ejemplo de lo que ocasiona la crisis en la vida cotidiana. Puso como ejemplo a matrimonios de jubilados que vivían muy bien con sus dos jubilaciones. Ahora el dinero de los dos no alcanza para comer, necesitan ayuda del Estado. Menos mal, que el Estado ayuda porque rigen otras normas sociales.

El conocimiento de éste y otros casos, lleva a considerar los ejemplos gubernamentales. Si se piensa en Alemania -por el ejemplo dado- la canciller Angela Merkel jamás falta a la verdad, aquí se niega las crisis y se adjudican responsabilidades irrisorias.

En nuestro país pasan demasiado cosas fuera de las normas, por todos conocidas ¿No es el momento -entonces- de analizar el peso de los ejemplos gubernamentales? Primero hay que señalar que cuando se habla de un ejemplo se refiere a la acción o conducta que puede inclinar a otros a que la imiten. O, a hechos ya sucedidos en otro tiempo que se proponen para que se imiten y sigan si es bueno y honesto o para evitarlos si son malos. ¿Y qué mejor ejemplo para los argentinos que la conducta austera, la adhesión a la verdad aún en momentos muy difíciles de Raúl Alfonsín? No estamos vacíos en la historia reciente y eso es bueno.

¡Qué suerte para la Argentina haber tenido un presidente ejemplar reconocido por su pueblo y por países del área latinoamericana!. Porque ¿qué fue el velatorio y entierro de Alfonsín sino una manifestación de reconocimiento a su persona y a su actuación, un aviso de que el pueblo quiere tener una verdadera democracia, diálogo constante y pluralismo?

Esas virtudes democráticas es lo que hace falta en estos momentos en quienes -desde el poder- desfiguran la realidad de las actividades rectoras del país. Nada es como debe ser. Ni la enseñanza, ni las actividades culturales, ni el entendimiento entre algunas instituciones. Nadie se hace cargo por hechos que perjudican a sectores importantes -como el campo- y se desfigura la realidad creyendo que el pueblo ignora la verdad.

Kenneth Bouldingh recordó en su interesante libro "Las tres caras del poder" que quizás la cita más famosa del siglo XIX sea la de Lord Acton: "el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente", cita que tiene exactamente 122 años. Tiempo en que los defectos del hombre siguieron adelante pese al desarrollo de la educación, de la cultura y de los ejes rectores de la sociedad.

¿Qué nos falta a los argentinos?. Nos faltan continuidades políticas, ejemplos desde el poder, desde donde se avasalla las esperanzas más justas y humanas de los ciudadanos. Nos falta la evidencia de la cordura y también aquello que dijo Alfonsín cuando se cumplieron 25 años de democracia: "los argentinos tenemos que querernos más.."

Nos falta crecer día a día bajo ese enorme árbol del conocimiento cuya sombra protegió a tantas generaciones y distinguió al país.

Falta -sin dudas- que todos trabajemos para el crecimiento cultural, moral y espiritual del país.