Revalorizar prudentemente el estudio, contribuye a superar el concepto de dar la oportunidad, más por el esfuerzo que por el talento y dinero.

Jaspers, afirmo que el hombre, puede llegar a ser lo que decide ser, en cada acto, aquello que quiere realmente ser. Para ello, se torna necesario evitar todo lo que nos sumerge en el pozo de la mediocridad. Por el contrario los regímenes liberales, que apenas admiten otras leyes que las del mercado, no proponen otras alternativas que la obtención del éxito, frente a la sumisión de un sistema que da de comer y no deja mas esperanza que la de los sueños.

Actualmente, aparecen fotos de nuestro país con disturbios, piquetes, manifestaciones, colegios tomados, bombos, que están muy lejos de la realización de esos sueños y la concentración requerida para el estudio. También, hay quienes piensan que aquí no anda el presupuesto, que no anda la sociedad, el sistema educativo, la seguridad, especialización, y que al fin y al cabo no funciona nada. Sin embargo, en el sistema educativo tampoco las cosas resultarían mejor si el profesor o el estudiante terminan como los únicos culpables de la crisis social.

Pero, la educación es lo que verdaderamente humaniza al hombre, más allá de las personas particulares que enseñen o aprendan. Precisamente, hay una relación estrecha entre educación y sociedad civil. No se puede hacer referencia a una construcción social seria, sin tener como pilar la formación. Por ello, el gran filósofo Aristóteles dijo, que es la que hace que alguien sepa aprovechar del tiempo libre. Y, Heráclito también se refirió a ella cuando recalcó que es solo un medio destinado a un fin, que es el entendimiento, y el entendimiento es el fin último de la educación.

Origen etimológico. Pero, aquí es necesario hacer un paréntesis, porque una cosa es el ejercicio y otra el entendimiento propio del proceso formativo. Precisamente, la información es fundamental para alimentar nuestra mente de conocimientos adquiridos. Pero, el saber es distinto al ejercicio necesario para abordar el misterio de la vida. En cambio, lo que adquiere una persona por la sola experiencia de vida no se puede ni vender ni comerciar. Necesariamente, sólo el conocimiento experimentado se convierte en sabiduría. Y, fue Sócrates, el filósofo antiguo que vivió una experiencia vivencial de este tipo cuando afirmó: "sólo sé que no se nada”. Porque, una cosa es saber y otra conocer.

A veces, parece que en un contexto de aceleración y dispersión, las mentes se convierten en computadoras incapaces de ver en profundidad el proceso. Pero, hoy más que nunca se torna necesario trascender cualquier tipo de visión limitada, o sea el de no quedarse solo con la educación formal, con el fin único de no quedar afuera del sistema.

Momentáneamente, hay que distinguir entre la erudición y la sabiduría. La primera sólo busca adquirir conocimiento, en cuanto fuente de poder y de dinero en el mercado laboral. La segunda, es a la que apuntaban los griegos, como Sócrates, quien supo ver las cosas tal como son, "desde la pureza de la mente”, como dijo Dalay Lama.

La etimología de la palabra educación significa: el prefijo "e", movimiento hacia afuera, y "duco”, saber. Educación es sacar de adentro de uno mismo lo que ya existe, algo que está.

Precisamente, para rescatar el verdadero sentido de la educación, es necesario volver a darle el componente de un proceso de sabiduría. Ella, es la que verdaderamente supera la dispersión y la mera erudición, propia del atleta que se entrena desde niño para competir, pero que requiere de un esfuerzo y ejercicio en la matemática, historia, geografía, física, química, literatura, con el fin de tener una postura crítica frente a la vida.