Hace un año, al precipitarse la economía mundial arrastrada por el colapso financiero de los Estados Unidos, en una crisis similar a la Gran Depresión de 1929, los analistas señalaron que el día en que EEUU se recupere, el debacle global habrá terminado.
Ese día parece estar cerca. La nación más poderosa volvió a crecer con fuerza en el tercer trimestre de 2009, en un 3,5%, estimulada por el gasto de los consumidores y la inyección de dinero público. El crecimiento del PBI es una señal de que la economía estadounidense se está moviendo en la dirección correcta, según los observadores, incluyendo economistas de Europa, donde se reflejan de inmediato las sensibles variables de los mercados.
Todavía no hay cifras oficiales, pero todo indica que el pragmatismo del presidente Barack Obama, con medidas de salvataje oportunas, logró restablecer la confianza y con ella fortalecer la marcha de la economía.
Desde que comenzó la recesión, en diciembre de 2007, el Gobierno y la Reserva Federal han volcado cientos de miles de millones de dólares para impedir un quebranto generalizado y para reactivar la economía. Despegar nuevamente no significa el fin de todos los problemas estructurales. El índice de desempleo nacional está casi en el 10% y en algunos estados cerca del 15%, mientras por otro lado el consumo, que en EEUU equivale a casi el 70% de la actividad económica, creció en 3,4% en el tercer trimestre y con ello aportó 2,36 puntos al PBI.
Ahora el mundo espera una onda expansiva, que sin duda también va a repercutir en la economía argentina.
