Las consecuencias en nuestro país de la crisis y la recesión económica mundial, sumadas a las desacertadas políticas domésticas, siguen distorsionando el mercado de trabajo con serio impacto social.

Las luces de alarma se encendieron en el Gobierno nacional, apelando a profundizar su estrategia de frenar con subsidios la desocupación, pero esto se torna insostenible por las limitaciones de caja. Las consecuencias del desequilibrio se indican en dos informes privados recientes que advierten sobre las nuevas amenazas que acechan al ya castigado escenario laboral: un crecimiento significativo del empleo no declarado o "en negro", aunque aparecen síntomas de búsqueda de nuevo personal por parte de las empresas.

Respecto de la evolución del empleo informal, un trabajo de la Escuela de Economía de la Universidad Católica proyectó que la cantidad de trabajadores no registrados llegará este año al 40%, lo que significa un retroceso a los niveles previos a la gran crisis económica y social de 2001.

Este flagelo ocupacional es producto de la propia involución de la economía local, antes que una consecuencia directa de la crisis internacional, según interpretan los analistas. Se produce una desaceleración en la generación de empleos y una tendencia al deterioro en su calidad, no reconocida oficialmente, que comenzó a observarse hacia mediados de 2007, por el agotamiento de la licuación de costos laborales que había producido la devaluación, y una negación del Gobierno nacional a transformar las normas para hacer más simple y menos oneroso contratar trabajadores "en blanco".

En forma paralela, el cuestionado Indec difundió su propio índice de Demanda Laboral, en el que no pudo ocultar una importante caída en la búsqueda de nuevo personal por parte de las empresas. Según el informe oficial, sólo el 26,1% de las empresas inició una selección de trabajadores, lo que representó una notable disminución con respecto al año pasado.

Entre la desocupación, la crisis económica y con ella el trabajo informal, se visualiza una panorama inquietante en el mercado laboral. El panorama es muy complejo, teniendo en cuenta que la crisis se mantiene con todo el rigor y con un final incierto.