El presidente de Bolivia, Evo Morales, aceptó finalmente ayer las tardías disculpas de los gobiernos de Francia, España, Italia y Portugal por haber prohibido sobrevolar el territorio de esos países en el avión gubernamental que lo trasladaba desde Moscú a La Paz, el 2 de este mes, ante la sospecha de que el fugitivo exanalista de inteligencia estadounidense Edward Snowden iba a bordo. Ese día la aeronave boliviana se vio obligada a aterrizar en Viena por el cierre del espacio aéreo europeo y el mandatario permaneció 14 horas en la capital austríaca, hasta que le fue permitido reiniciar su viaje.
A pesar de que el incidente desató a principios de este mes una crisis diplomática entre América latina y la Unión Europea, con reuniones de emergencia y llamadas a consultas a los embajadores de varios países sudamericanos, Evo puso fin al problema señalando que "’aunque no plenamente satisfechos, pero aceptamos las disculpas de los cuatro países como un primer paso, porque queremos continuar relaciones de respeto entre nuestros países, relaciones de complementariedad y de solidaridad”, dijo en conferencia de prensa.
Si bien los cuatro países europeos presentaron sus disculpas días después, prácticamente presionados por los presidentes latinoamericanos que calificaron al episodio como una afrenta a toda la región, según una declaración emitida en conjunto, el hecho se cierra sin haberse revelado los motivos que llevaron a este atropello insólito. Queda en la nebulosa de la política internacional el origen de una orden tan atípica como riesgosa por las implicancias diplomáticas, y sin quedar en claro la intervención de Washington en el asunto, tal como se sospechó desde un primer momento.
