–ÚLTIMA PARTE–
Procesa es la menor de las hermanas y la más conocida de la familia Sarmiento después de Domingo. Nació con facultades para el dibujo y la pintura (cuando nadie en San Juan pintaba) y es por eso que su hermano consiguió que recibiera lecciones del pintor francés Amadeo Gras. Al fundar el colegio Santa Rosa la llevó de profesora de dibujo. Allí también era alumna en otras materias para cultivar sus talentos. Exiliada en Chile con su familia, siguió su capacitación y tuvo la suerte de tener como profesor al famoso pintor Raimud Monvosin, con quien se especializó en retratos. En ese taller tuvo de compañero nada menos que a Benjamín Franklin Rawson. Estando en el vecino país conoció al Ig. Benjamin Lenoir con quien se casó y tuvo dos hijas: Victorina y Sofía. Regresó al país con su marido casi ciego y dio clases de pintura en San Juan y Mendoza para sacar adelante la familia. Murió a los 81 años en su casa paterna. Procesa dejó un legado memorable, plasmado en una gran cantidad de retratos y obras con diferentes técnicas, varias de ellas se conservan en el museo de Bellas Artes de San Juan.
Domingo Faustino Sarmiento tuvo sólo una hija de sangre, Ana Faustina.
El prócer tuvo que exiliarse en Chile en 1831 por la persecución de Facundo. Se asentó con su familia en San Felipe (Capital de la provincia de Aconcagua, división política que ya no existe en el vecino país). Allí conoció a María Jesús del Canto. No se casó con ella pero al año siguiente dio a luz a Faustina. Desafortunadamente murió en el parto, el 18 de Julio de 1832. Huérfana a tan temprana edad, se crió con su abuela Paula y sus tías. Sobre todo porque Domingo nunca se quedó demasiado tiempo en algún lugar.
En 1845 nació en Chile Domingo Fidel, hijo del chileno Domingo Castro y Calvo y la argentina Benita Martínez Pastoriza, quien al enviudar en 1848, se casó con Domingo Faustino Sarmiento y el prócer le dio el apellido. Por esas cosas del destino su hijo adoptivo llevaba su nombre y es conocido popularmente como Dominguito. Como sabemos, Domingo Fidel Sarmiento fue muy querido por su padre adoptivo, quien lo alentó en su carera militar. Lamentablemente murió en la guerra del Paraguay por cuanto no dejó descendencias.
Los nietos del prócer sanjuanino son los que le diera su única hija. Fueron seis: Julio, Emilia, Augusto, Elena, Luisa y Eugenia (Belin Sarmiento). De ellos se destacaron principalmente Augusto que fue un gran militar y un gran escritor que acompañó a su abuelo en giras diplomáticas y ocupo importantes cargos políticos. Y Eugenia que siguió los pasos de su tía y fue una reconocida artista plástica.
