Uno de los últimos vestigios de la política electoral heredada del pinochetismo para limitar la democracia participativa en Chile, se encamina a su eliminación si el Senado aprueba el cambio aprobado por la Cámara de Diputados que elimina el sistema binominal que favorece la creación de dos grandes bloques partidistas, en desmedro de agrupaciones minoritarias.

La votación en la Cámara baja para cambiar el modelo electoral legado por el régimen de facto entre 1973 y 1990, fue aprobada el miércoles último con los votos del oficialismo, los independientes y algunos de centroderecha, mientras que el bloque de la ultraderecha se opuso terminantemente. Para sustentar la mayor participación ciudadana a través de sus representantes, se aprobó también el aumento de las bancas de diputados de 120 a 155 y de los senadores de 38 a 50 escaños.

La presidenta Michelle Bachelet, ha señalado que la media sanción de Diputados significa un paso enorme para consolidar la democracia, después de 25 años de acotar los intereses de la ciudadanía, que ahora estará mejor representados en el Parlamento. Es que este modelo, impulsado por el Gobierno, elimina el sistema electoral binominal que favorece la creación de dos grandes bloques partidistas y discrimina a los partidos y movimientos pequeños, y lo reemplaza por uno más representativo e inclusivo. También establece una cuota mínima de 40% de candidatas mujeres.

Si bien la nueva ley electoral debe ser aprobada por el Senado, donde puede tener resistencia, se estima que con el apoyo de legisladores independientes y de centroderecha el oficialismo logrará aprobar este proyecto trascendente para la democracia chilena.