El debate por el aborto avanza en la agenda pública. La jueza de la Corte Suprema de Justicia, Carmen Argibay, propuso en el último simposio sobre salud reproductiva realizado en Córdoba, flexibilizar la ley que castiga a quienes practican o se realizan abortos.
Quienes piden se les reconozca el derecho a la "maternidad libremente decidida", señalan a través de esa expresión no que toda mujer tiene derecho a elegir si quiere o no quiere ser madre, sino más bien, que tiene derecho a eliminar a su hijo ya concebido. Es que decidir abortar es optar por quitar la vida a un hijo ya concebido y eso sobrepasa con mucho las posibles decisiones sobre el propio cuerpo, sobre la salud de la madre o sobre la elección de la maternidad. Es una decisión sobre un hijo indefenso y totalmente dependiente de quien lo lleva en su seno. Se trata de un crimen abominable y un acto intrínsecamente malo que viola gravemente la dignidad de un ser humano inocente, quitándole la vida. Asimismo hiere la dignidad de quienes lo cometen, dejando profundos traumas psicológicos y morales.
El Estado, que otorga la calificación de derecho a algo que en realidad es un atentado contra el derecho fundamental a la vida, pervierte el elemental orden de racionalidad que se encuentra en la base de su propia legitimidad. La tutela fundamental de la vida humana y del derecho a vivir son esenciales en las obligaciones de la autoridad. El derecho a la vida no es una concesión del Estado, es un derecho anterior al Estado mismo y éste tiene siempre la obligación de tutelarlo. Tampoco tiene autoridad para establecer un plazo, dentro de cuyos límites la práctica del aborto dejaría de ser un crimen.
Es claro que no se puede invocar el derecho a las decisiones íntimas o a la vida privada para privar a otros de la vida. Eliminar una vida humana no es nunca un asunto meramente privado. Por el contrario, se trata de un acto de gran trascendencia pública que afecta grave y directamente al bien común.
El Estado debe proteger la vida de todos, en particular de los más indefensos y vulnerables, entre los cuales se hallan sin duda los que van a nacer.
