Los amantes de las series televisivas seguramente saben qué es House of Cards. Y si llegaron a mirar al menos una temporada, probablemente recuerden al personaje Remy Danton, caracterizado por el tremendo actor norteamericano Mahershala Aliun, ganador de dos premios Oscar. Danton trabajó en su pasado para Frank Underwood (Kevin Spacey), un demócrata quien escaló de coordinador de Congresistas del Partido Demócrata en la Cámara de Representantes, a Presidente de los Estados Unidos traicionando a casi todo alrededor suyo y quebrando todas las leyes que pudo. Al dejar a Underwood, Danton se convierte en cabildero de la compañía de gas natural SanCorp y después cumple la misma tarea para Raymond Tusk, un temerario empresario de múltiples negocios con chinos. En Estados Unidos el lobby está regulado desde la presidencia de Bill Clinton y, como tal, debe responder a ciertos requisitos. Cabildero o lobista refiere a una "actividad remunerada en la que intereses especiales contratan a defensores profesionales bien conectados, a menudo abogados, para argumentar a favor de una legislación específica en órganos decisorios como el Congreso de los Estados Unidos", según definiciones en distintos sitios web. Así, en la serie, Danton tiene contacto con diversos funcionarios para promover negocios que favorezcan a la empresa que para la que trabaja. También para poner o sacar funcionarios. En América Latina, pocos países se animaron a ordenar lo que a todas luces existe, aunque de manera casi ilegal: Chile y Perú tienen legislación al respecto. En Colombia se incluye un apartado en el Código Penal y en Argentina se parafrasea algo de este tema en la ley de Información Pública, pero nada contundente. Los lobistas mueven montañas de manera silenciosa y ahí, justamente, se funda una de sus mayores virtudes: el sigilo.

Puesto el tema en contexto, podemos decir sin temor a dudas que el lobby que mandó a hacer el empresario Sergio Vallejos por un cargo en el futuro gabinete de Marcelo Orrego es tan burdo como la idea en sí. Le pidió al menos a dos proveedores mineros que lo propongan públicamente como futuro mandamás del Ministerio de Minería. Un sitio del Ejecutivo que es clave hoy, y que lo será más todavía en el Gobierno que arrancará el 10 de diciembre, por los varios proyectos que están a punto de salir. Vallejos fue desmedidamente torpe en las formas, pero además el destinatario de ese lobby es Orrego, quien hace gala del secreto a la hora de tomar decisiones. Conocido es en la política sanjuanina que hay legisladores que se enteraron el mismo día de la inscripción de listas que iban a convertirse en candidatos de Juntos por el Cambio (JxC), por ejemplo.

Lo único que se escapó hasta ahora y que nadie niega es que Roberto Gutiérrez, actual secretario de Hacienda de Santa Lucía, será el encargado de reemplazar a Marisa López en el Ministerio de Hacienda. Y después se nombra a Juan Pablo Perea, actual vocal del Instituto Provincial de Exploraciones y Explotaciones y Mineras, como reemplazo de Carlos Astudillo en Minería. Pero son versiones y solamente para dos cargos. El Gobierno tiene al menos 280, si es que mantienen el mismo esquema de hoy. Orrego prometió a los más cercanos empezar a despuntar los nombres de su gabinete luego de la elección del 13 de agosto, y está cumpliendo la palabra. Es más, todos los socios políticos están esperando una señal, y ninguno se anima a hablar públicamente del tema por miedo a quedar tachados de la lista, justamente por haberse propuesto ante la opinión pública sin un acuerdo previo.

Atado a esta rareza política, el electo Vicegobernador y actual Intendente de Rivadavia, Fabián Martín, lanzó una idea esta semana que seguramente cayó bien en la sociedad y que, como daño colateral, puede provocar otra pelea en la futura oposición, pero que inquietó también a los socios de JxC. Martín dijo que quiere unificar bloques en la Cámara de Diputados para no provocar gastos innecesarios. Es cierto que le acarrearía un problema importante al peronismo, que debería ponerse de acuerdo para unificar a uñaquistas con giojistas en la Legislatura. Pero también es real que mientras Orrego no de pistas de los lugares que repartirá entre sus socios políticos, la idea de Martín aumenta la preocupación que ya existe. Todo se puede resolver con el diálogo y con la firma del presupuesto público, que ahora pertenecerá a JxC. Pero si de señales se compone la política se puede decir entonces que a la par de Martín, alguien debería llamar a los que los apoyaron para llegar a la gobernación y avisarles que "algún hueso" habrá.

En línea con la propuesta de Martín, se conocieron una idea y dos realidades para dos decisiones que debe tomar Orrego y que serán de alto impacto público: la Vuelta Internacional Ciclista a San Juan y la Fiesta Nacional del Sol. Para el primer encuentro, en el entorno del Gobernador electo ya dan por muerto el carácter de internacional de la prueba. Roberto Basualdo propuso la "Vuelta regional". Es decir, que solamente se convoque a ciclistas de Mendoza y San Luis y no al mundo, lo que bajaría dramáticamente los gastos (dos fuentes dicen que la Vuelta Internacional costaría entre 3 y 8 millones de dólares) y, a su vez, se cumpliría más o menos con el ritual sanjuanino. En cuanto a la Fiesta del Sol, de hacerse, será con artistas locales. Pero aún, dicen, no está del todo confirmada su realización.

Orrego mantiene su línea de trabajo ostentando el sigilo como una virtud, y no le ha ido mal con esa forma. Pero claro, este es otro partido con muchos más espectadores. Veremos si el escenario le cambia la forma de conducir o no. Y si es eso es bueno o no para el conjunto.