Todo hace pensar que, aun si Capriles perdiera por un estrecho margen, un buen desempeño en estas elecciones le permitirá mantener unida a la oposición, y convertirse en una alternativa viable a un presidente que ya lleva 14 años en el poder, tal vez padezca un cáncer terminal, y que no tiene ningún sucesor que pueda derrotar a Capriles.

Según la Constitución de Venezuela, si el presidente muere durante los primeros cuatro años de su mandato, deben realizarse nuevas elecciones dentro de 30 días. Si Capriles no llega a ganar el domingo, pero sale fortalecido, tendrá una buena posibilidad de llegar a la presidencia antes que concluya del período de Chávez, en 2019.

Aunque Chávez se ha beneficiado de la mayor bonanza petrolera de la historia del país, la oposición ha ganado terreno. En un informe del 26 de septiembre titulado "Ahora, o dentro de muy poco”, el banco Barclays dijo sus clientes que "incluso en el caso de una victoria de Chávez, creemos que dadas las evidencias de su pobre estado de salud, si no es ahora, el cambio político se producirá dentro de poco tiempo”.

Aunque Chávez tiene mejor aspecto que hace unos meses y dice que está libre de cáncer, existen motivos para creer que luce mejor porque ha interrumpido su tratamiento, y no porque se ha curado. Una medición de sus apariciones públicas, revela que su promedio diario de apariciones televisivas durante las tres primeras semanas de septiembre fue mucho más bajo que durante el mismo período de agosto, y también más bajo que durante el mismo período antes de las elecciones de 2006. Para el domingo, Chávez tiene una clara ventaja, gracias al uso masivo de petrodólares, la intimidación de votantes opositores, y el control casi absoluto del tiempo televisivo.

Tal como me dijo Capriles, "es la lucha de David contra Goliat, en la que me enfrento a todos los recursos del Estado”, y "contra un gobierno que controla todas las instituciones, y juega sucio”. Sin embargo, los venezolanos quieren un cambio, porque la inflación, la criminalidad, la corrupción y otros problemas han llegado a niveles intolerables, agregó.

Casi todas las encuestas coinciden en que Capriles ha estado cerrando la brecha en las ultimas semanas. Todo indica que esta elección será mucho mas pareja que la de 2006, cuando Chávez gano el 63% del voto, contra el 37% del opositor Manuel Rosales.

Si no se produce una victoria opositora -como en Chile en 1989 o Nicaragua en 1990, donde la oposición ganó pese a las condiciones electorales igualmente injustas-, es probable que Capriles se acerque a la mitad de los votos, lo que le daría un aura de "presidenciable”. Los escépticos dicen que el escenario de "Capriles ahora, o dentro de poco” es ilusorio, porque Capriles ha generado tanto entusiasmo que una derrota el domingo desmoralizaría, paralizaría o dividiría a la oposición. Millones de opositores concluirían que hubo fraude, y dejarían de votar en futuras elecciones, según esta argumentación.

Mi opinión: No estoy de acuerdo. Si Capriles hace una buena elección, aunque no gane, jugará bien sus cartas, y no permitirá que se evapore su impulso político. Si perdiera, lo mas probable es que no alegue que hubo un fraude, porque eso instalaría una matriz de opinión de que existe un fraude sistemático, y haría que millones de opositores se queden en su casa para las elecciones de gobernadores del 16 de diciembre y las de alcaldes de abril de 2013.