Los llaman los "Custodios de Tierra Santa” y no se trata de un eufemismo o del título de una de las películas de aventura de Indiana Jones, sino que son los 320 religiosos pertenecientes a 36 países y a 59 provincias de la orden de San Francisco de Asís, que son los encargados de resguardar, desde hace ya 800 años, los 74 santuarios existentes mas significativos y emblemáticos del cristianismo.

Uno de esos custodios, Fray Manuel de la Cruz Lazarte, nacido en Salta y formado en Buenos Aires e Israel, con 77 años de edad y 50 años de servicio sacerdotal, se encuentra en nuestra provincia para realizar un ciclo de conferencias apoyadas con videos, con el fin de instruir a los sanjuaninos sobre este tema que es más apasionante de lo que alguien pueda imaginar. Se realizará en la Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados, el sábado 27, a partir de las 18 y el domingo 28, desde las 8, durante todo el día en los horarios de misa.

Fray Manuel de la Cruz Lazarte explica que a Tierra Santa llegó hace mas de 40 años y que las misiones que la orden cumple abarca diferentes naciones como Israel, Palestina, Jordania, Siria, Líbano, Egipto, Chipre y la isla de Rodas en Grecia. Señala a Belén, como uno de los lugares mas convocantes, un lugar que evoca simplicidad, humildad, donde Jesús se hizo hombre.

La responsabilidad histórica, pastoral y social que realiza esta congregación la recibieron de manos del mismo San Francisco, fundador de la orden, quien llegó allí en 1217-1219. Para echar un poco de luz sobre estos acontecimientos históricos, es oportuno señalar que después de la derrota definitiva de los cruzados, el franciscano Ruggero Guarini, adquirió el Cenáculo a cuenta de los reyes de Nápoles, Roberto de Anjou y Sancha de Mallorca. Años después, el 31 de diciembre de 1342, el Papa Clemente VI, en la bula Gratias agimus, confiaba la guardia de los Santos Lugares a los franciscanos con el fin de que continuase la presencia católica en Tierra Santa, mandato que hasta hoy lo cumplen.

El sacerdote señala que nunca resultó fácil vivir en Tierra Santa ya que se trata de una región conflictiva y que no hay mas que leer algo de su historia para darse cuenta. En la actualidad se encuentran entre dos pueblos hermanos que luchan por ella a golpe de fusil, de política y de acusaciones recíprocas. Cada uno pretende que esa tierra sea suya. Pero si se profundiza en la historia puede comprobarse que Tierra Santa es una región del Oriente Medio, por donde han pasado y vivido diferentes pueblos, sometidos unos por otros: los egipcios de los faraones, los hititas venidos del norte, los romanos, los bizantinos, los árabes, etc, es decir, una dominación después de otra. No existe hoy un pueblo que pueda decir que esa tierra es de su propiedad exclusiva. Aun los mismos judíos no son originarios de Tierra Santa. Nos lo dice la Torá, lo confirma el Evangelio y lo repite el Corán.

No obstante la cantidad de inconvenientes, los franciscanos encontraron la manera de vivir con las más variadas etnias, a pesar de las dificultades que esto comporta, tal vez porque encontraron siempre el "’modus vivendi” simple, popular, de testimoniar el Evangelio de Cristo, como lo enseñó San Francisco.

En cuanto a la tarea diaria, Fray Manuel señala que se trata de las actividades encomendadas a la Orden franciscana por la Santa Sede, que son el restablecimiento del culto católico en los Santos Lugares, la acogida de peregrinos y la creación de comunidades de fieles en torno a los santuarios. Además se dedican a obras sociales, escuelas, hospitales, dispensarios, casas de ancianos, etc., obras que económicamente estaban sostenidas por las naciones católicas europeas hasta la revolución francesa. A partir de esa época la situación cambió y la Santa Sede instituyó la colecta de Tierra Santa, que se hace en todas las iglesias del mundo con el fin de mantener estas obras sociales.

En cuanto a las relaciones con las otras comunidades religiosas, son de buenas vecindad. Desde el punto de vista ecuménico, hay mucho que hacer todavía, pero están unidos todos los cristianos cuando se cuestionan los intereses de las Iglesias. Es decir que se mantiene el compromiso recibido de San Francisco y se puede asegurar que todos los que están en Tierra Santa, son sacerdotes ejemplares y activos, bien preparados para este apostolado un poco especial y están a la altura de la situación.

Dice que una visita a los Santos Lugares constituye un quinto evangelio que trata de hacerlo vivir a los peregrinos que llegan de todas partes del mundo. El quinto evangelio no es otra cosa que el país de Jesús que trasmite recuerdos de Jesús, de la Virgen y de los primeros pasos de la Iglesia. Los franciscanos contribuyen al mejor conocimiento de este evangelio impulsando los estudios bíblicos y arqueológicos, lo que son datos que no hacen mas que confirmar el contenido bíblico y el de la tradición histórica.