La violencia en la que desembocó la celebración de una fiesta en uno de los municipios más ricos de España ha abierto un debate en la sociedad española sobre las carencias en la educación y la falta de valores de sus jóvenes. Un calco de lo que está ocurriendo en otras partes del mundo, incluido la Argentina.

Los hechos que suscitan un gran número de interrogantes tuvieron lugar cuando centenares de jóvenes del municipio de Pozuelo, en las afueras de Madrid y uno de los barrios más acomodados, quemaron coches policiales y atacaron con botellas y piedras a los agentes. Los disturbios ocasionaron 10 agentes heridos y 20 jóvenes detenidos, 10 de ellos menores de edad.

Los jóvenes acusaron a las fuerzas antidisturbios que intervinieron para disolverlos de emplearse con exceso de violencia.

El hecho de que los disturbios se produjeran en una de las zonas más ricas de Madrid, habitada por familias en general acomodadas y de buen nivel cultural, añadió un elemento de sorpresa y animó el debate sobre las raíces profundas de algunos comportamientos juveniles en la España actual.

Al debate de padres, políticos y expertos, se sumó hoy el Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, que achacó la raíz del problema a la falta de autoridad que se detecta en padres y profesores.

Para Múgica cuando se permite "el tuteo" a los docentes en los centros escolares se está abriendo el camino a "la falta de respeto".

En su opinión, lo ocurrido se debió "al desbordamiento de actitudes irracionales" por la pérdida de autoridad y de valores, y propuso un gran diálogo nacional sobre la educación.

Las críticas se centran en general en un exceso de permisividad por parte de los padres que dejan desde hace años que sus hijos, incluidos menores de edad de 13 y 14 años, pasen la noche fuera de casa y participen en lo que en España se conoce popularmente como "botellón", concentraciones en lugares públicos para beber alcohol.